La 'Volea judoca' cumple 17 años: Zidane y el secreto de la 'Novena' del Real Madrid en Glasgow

El día de San Isidro fue el cierre de cinco años de éxitos europeos para el Real Madrid, que no encontró mejor final que un gol que marcó a toda una generación: la volea de Zinedine Zidane ante el Bayer Leverkusen.

El 15 de mayo siempre será una fecha especial en la capital española. En este día se honra al santo de la iglesia católica que nació en Madrid en el siglo XI, San Isidro, y que fue coronado en el siglo XVII. Nada fuera de lo común hasta aquí, excepto porque las numerosas romerías y fiestas en torno a este santo toman otros matices hace 17 años, cuando el cielo de Glasgow 'canonizó' al también bienaventurado , y la capital española tuvo otro gran motivo para celebrar esta fecha.

"¡Madre mía!", "¡Dios santo!" y "¡Viva la madre que te parió, Zidane!". Así narró la Cadena Ser la volea histórica del francés, que destronó incluso al mismo San Isidro en Madrid, gracias a un remate mágico de izquierda en la final de la 2001/02 ante el Bayer Leverkusen. Un tanto que dio al equipo merengue su noveno título continental y el tercero en cinco años.

Pero lo que pocos conocen es el gran secreto que guarda aquel remate, que con el paso de los años toma más belleza y relevancia. Se trata de la otra pasión de Zidane en el deporte, la práctica del judo. Un arte marcial por el cual transitó el hoy técnico del Real Madrid antes de convertirse en futbolista, y que le permitió regalar movimientos extraños, aunque llenos de calidad, como el de aquella noche en el Hampden Park.

Cinturón verde

Yazid (el segundo nombre de Zinedine y como le dicen en la intimidad) probablemente hubiese sido tan exitoso en el fútbol como en cualquier otro deporte. O incluso si se decidía a ser poeta como su padre, quien aceptó que nunca le dijo "te quiero" pero sí llegó a aconsejarlo: "Recuerda que la paz puede existir en el silencio". Tal vez esto explique esa tranquilidad extraña que transmitió dentro del campo de fútbol y que ahora también lo hace de pie, en el banquillo, sin dar demasiadas indicaciones a sus jugadores.

Pero Zidane, antes de decidirse a ser futbolista, le dedicó mucho tiempo al judo. Incluso llegó a alcanzar el cuarto grado (cinturón verde). Es más, sus profesores le auguraban gran futuro.

Y es aquí donde nace el valor diferencial de 'Zizou'. El judo puede entenderse como la disciplina que "conduce a la flexibilidad", influyendo en el desarrollo mental y emocional de quienes lo practican; además, potencia habilidades psicomotrices como la ubicación espacial, la perspectiva, el ambidextrismo y la lateralidad. 

Pero para desgracia de los judocas, Yazid encontró en sus primeros años en Marsella un pasatiempo que le cambiaría la vida: asistir al Stade de Velodrome solo para ver a Enzo Francéscoli, su ídolo. No le importaban mucho los partidos del Olympique. Solo le encandilaban los movimientos del uruguayo.

Y fue gracias a ese tiempo que le dedicó a ese deporte de combate que no solo pudo moverse como Enzo, sino superarlo. Sus saltos inverosímiles, movimientos espectaculares y esa mezcla de plasticidad con elegancia con la que se desenvolvió, solo pudo ser posible gracias al judo.

La mejor patada de su vida

"Cuando rematé supe que iba a ser gol. Fue un pase desde la izquierda de Roberto Carlos y no me lo pensé. La pegué con intuición y por cómo le di supe que sería gol. Fue un golazo", contó Zidane tiempo después, con esa timidez propia de él.

Aquella genialidad, que bien pudo dejarla también en un 'Tatami' (superficie sobre la cual se practica el Judo), hoy está de cumpleaños. Un día como hoy, hace 17 años, Zinedine Yazid inventó el mejor gol de la historia de la Champions League. Y no es una opinión: la FIFA así lo catalogó.

Corrían 45 minutos del primer tiempo. Raúl había adelantado al por entonces equipo dirigido por Vicente del Bosque, pero el brasileño Lúcio lo empató poco después. Antes del descanso, Solari (el mismo que dirigió al Madrid los últimos meses antes del regreso de Zidane) habilitó a Roberto Carlos, quien desbordó por la banda y sacó un centro muy, pero muy elevado.

Fue entonces cuando el silencio se apoderó de todos en Glasgow, y tal vez fue entonces que Zinedine Zidane recordó aquel consejo de su padre, encontró paz en una situación bastante convulsa y anotó el gol de toda una generación.

Su actuación en aquella final convirtió a Zidane en el mejor jugador del encuentro, que fue el último de Del Bosque como técnico madridista. Jugador y entrenador compartieron entonces la alegría por la 'Novena' del club merengue y, sin saberlo también, compartirían un glorioso futuro gracias a esa hazaña.

El gol de Zidane inundó portadas, vídeos, artículos de opinión y comentarios procedentes de todo el mundo, muchos de ellos de su país y de sus compañeros en la selección francesa, que ya habían iniciado la concentración previa al Mundial de Corea y Japón y esperaban la llegada del héroe.

"Suntuoso", "espléndido" o "fantástico" fueron parte de los calificativos que mereció el tanto de 'Zizou', aunque desde luego ninguno hasta ahora alcanza para describir lo que el francés regaló esa noche, que significó una suerte de triplete del Real Madrid, al lograr la Liga de Campeones, la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental.

Hoy, 17 años después, Zidane dirige el entrenamiento del Real Madrid en Valdebebas, donde el equipo se prepara para despedir la peor temporada del siglo –por lo menos en cuanto a cantidad de derrotas se refiere, pero posiblemente en muchos otros criterios más– en el Bernabéu, frente al Betis, el domingo 19.

En esos 17 años transcurridos del golazo hasta hoy, el francés sumó su tercer premio como mejor jugador de la FIFA (2003), se retiró en el Mundial de Alemania 2006 y luego regresó al Real Madrid como consejero del club (2009), para ser después segundo entrenador del italiano Carlo Anchelotti, técnico del Castilla y finalmente entrenador del primer equipo, aunque esta faceta merece una historia aparte, igual de mágica que la volea, desde luego.

Cada 15 de mayo es costumbre que los madrileños se reúnan para comer en la famosa pradera y beber el agua que sale del caño de la Ermita. También organizan bailes regionales en la Plaza Mayor, ferias gastronómicas, verbenas de barrio, ferias taurinas y actos religiosos. Aunque cada 15 de mayo, y desde hace 17 años, el día de San Isidro también pasó a llamarse, la 'Volea de San Isidro'.







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