Iker Casillas se retiró del fútbol en febrero de este año.
Iker Casillas se retiró del fútbol en febrero de este año.

Como a todas esas comisiones que implican esperar mucho y cuyo éxito es muy improbable, los editores decidieron enviar al practicante. O sea, a mí. Con apenas un mes en el periodismo, tenía mi comisión soñada. Había la ‘volada’ de que , quien días antes había ganado la Eurocopa 2008, estaría unas horas en Lima.

Tras la Euro, el portero español viajó a Cusco por una labor social y para hacer turismo. No se quedaría en Lima, pero nos enteramos que sí haría escala en el Jorge Chávez antes de volver a España.

Entrevistarlo –verlo siquiera– era improbable: el dato podía no ser cierto y, además, las escalas se pueden hacer de manera interna, sobre todo si eres famoso. Igual, tomé con ilusión mi camarita y ‘chapé’ taxi al aeropuerto. Si las estrellas se alineaban a mi favor, podría hacerle una nota a Casillas, a quien –cómo no– admiraba. Increíble.

La primera vez que lo vi tapar –o por lo menos lo noté– fue en la final de la Champions 1999/00. No tuvo mucho trabajo en la goleada 3–0 del Real Madrid al Valencia, Acababa de cumplir 19 años.

Recién volvió a mi recuerdo en la final de la Champions del siguiente año, ante Bayer Leverkusen (el del golazo de Zidane). César, el arquero titular, se lesionó y le tocó a Iker entrar. Se acababa el partido, el cuadro alemán estaba encima, y Casillas sacó tres pelotas claras de gol. Fue el héroe inesperado de la ‘novena’ madridista.

Empecé a seguir su carrera con atención. En España ya se hablaba del chico prodigio que aseguraría su arco los próximos años. Fue el titular en Corea-Japón 2002 y destacó. Desde entonces, no soltó el arco de España ni del Madrid.

Postal para el recuerdo

Lo primero que vi cuando llegué al aeropuerto fue un joven delgado, con un maletín del Madrid. Lo reconocí al instante y corrí como loco. Él caminaba, yo lo seguía de cerca, chocándome con todo el mundo, y bombardeándalo con preguntas al azar. ¿Te gustó Cusco?, ¿qué tal Machu Picchu? Solo me faltó el ceviche y el pisco sour. Nada de lo que había planeado.

Iker solo sonrió y siguió caminando. “Tío, me tienen prohibido hablar”, fue su respuesta. “¿Puede ser una foto?”, contragolpeé. Se detuvo y se paró a mi lado. “Pero rápido, vale, que se me va el avión”. Jalé a uno de los ‘sapos’ que empezaba a tomarnos atención para inmortalizar ese momento junto a uno de mis ídolos. “Gracias”, me dijo, antes de que fuera yo el que le agradeciera, y entró a migraciones.

El autor de la nota junto a Iker Casillas en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. (Foto: archivo personal)
El autor de la nota junto a Iker Casillas en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. (Foto: archivo personal)

El ‘sapo’ que tomó la foto resultó ser su seguridad y me contó que Iker era un tipo sencillo, que se había enamorado del lomo saltado en Cusco y sufrió con el ají.

Evidentemente fui su amuleto. Casillas ganó el Mundial 2010, una Liga, otra Euro en 2012 –venciendo en la final a la Italia de Buffon, como en cuartos de final del 2008– y una Champions en 2014. Al año siguiente, en 2015, se fue al Porto, y perdió el puesto en España ante el emergente De Gea.

Iker ha tenido las atajadas más salvajes que visto y ha levantado copas a todo nivel. Pero siempre lo recordaré por ese momento imborrable, por regalarme 20 segundos para tomarse una foto, que hasta hoy guardo con aprecio y admiración. Sin duda, mi figurita de colección.

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