Ni los mejores cuando ganan. Ni los peores cuando pierden

Los partidos de ida de la Copa Sudamericana 2019 para los equipos peruanos terminan mostrándonos dos caras de la moneda completamente adversas con resultados insospechados.

Por: Jorge Cuba ((@chapa_nomas)

9 goles en 180 minutos terminaron marcando distintos caminos para y en la segunda parte de la saga de su participación internacional 2019. El retorno de las sonrisas en La Florida y la fe renovada en un equipo que sin excusas busca competir en el plano local e internacional. La otra cara de la moneda en Arequipa, una goleada estrepitosa que terminó con Jorge Pautasso optando por tomar la puerta de salida. Ambos mostrando versiones poco usuales a las ofrecidas durante el año.

La solidez defensiva, tan esquiva los últimos años en tienda bajopontina, apareció para sumar ya dos encuentros internacionales en condición de visita sin recibir goles. Mérito poco usual en equipos peruanos. Rendimientos de seis o siete puntos, requisito indispensable para el éxito en competencias de mayor nivel. Sumándole también la capacidad de golpear en momentos precisos; con exactitud propia de la pegada de ´Tití´ Ortiz. En el Rímac hoy está permitido soñar con más alegrías. Lección aprendida en las mesuradas palabras de Claudio Vivas tras las últimas experiencias duras. Pese al 3-0, la clasificación ante Unión Española no está consumada aún.

Sorpresa amarga en Quito. El ´Dominó´ fue una timorata versión del equipo ordenado y rebelde que dejó buenas sensaciones en diez juegos de Copa Libertadores. Universidad Católica de Ecuador sentenció en 45 minutos un encuentro donde desnudó falencias nunca antes vistas en los arequipeños. Un equipo que recibió ocho tantos en diez encuentros se vio eliminado ciertamente ante un rival superior que parecía nunca encontrar oposición. Llamó la atención la inusitada manera: sin mayor reacción, plagado de errores propios de un equipo novel. ¿Papelón? Con seis tantos encajados, inobjetable. Actuación que se preferirá nunca recordar.

El cielo y el infierno también están presentes aquí en la tierra. Existen miles de canchas de fútbol en este planeta. El 21 de mayo del 2019 les tocó vivirlo en carne propia a dos equipos peruanos. Gloria celestial en Santiago. 72 horas antes les había tocado la antítesis en Trujillo por el torneo local. Futuro rojo y negro para los characatos. Teñido de sangre tras ser acribillado en el Atahualpa, 90 minutos de sobra en una serie liquidada y que cobró una víctima: su técnico. En cuatro días se verán las caras en el Alberto Gallardo. 90 minutos donde todo nuevamente podría volver a dar un giro inesperado. Por ello; el título de la nota.

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