Parecía que los minutos corrían más lentos de lo normal. Un segundo parecía la eternidad. Un minuto, ni qué hablar. De hecho, los jugadores y el comando técnico de Alianza Lima, encabezado por Pablo Bengoechea, esperaron con ansias el pitido final del árbitro para gritar “campeón del Torneo Apertura”. Todo fue salsa de locos en un manicomio que se respiraba sentimiento blanquiazul.
Ese era Cutervo, precisamente en el estadio Juan Maldonado Gamarra, que fue cómplice de la celebración íntima, luego de igualar sin goles ante Comerciantes Unidos, lo cual le bastaba para coronarse campeón indiscutible del Apertura.
Antes de que el árbitro Joel Alarcón de el pitazo final del partido, los jugadores de Bengoechea celebraron con la barra íntima. Pero, luego de concluir el encuentro, el DT blanquiazul agitó sus manos y lo celebró junto a sus pupilos.
Los suplentes de Alianza Lima salieron disparados de la banca de suplentes para abrazar a los que quedaron en el campo. Todo era felicidad y cánticos blanquiazules. La Victoria llegó con corazón.
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