“Venimos a tratar de ser tricampeón”, esas fueron las palabras de Mauricio Larriera cuando fue presentado en Alianza Lima, a inicios de agosto. El técnico charrúa llegaba con respaldo y familiaridad luego de haber sido asistente de Gerardo Pelusso en 2007. Eso sí, le tocaba reemplazar a Guillermo Salas y de darle un nuevo giro de timón al equipo. Y aunque no logró el Clausura, el reto máximo era el ‘tri’; sin embargo, en las finales ocurrió lo impensado.
Los íntimos perdieron la definición ante Universitario en casa, mostrando un juego lleno de dudas y una alineación inusual. Larriera decidió arriesgar con un planteamiento diferente, pero nada le salió. Cometió grandes errores no solo de local, también en Ate. Y aunque en la ida el 1-1 tapó ciertas falencias, con el 2-0 en Matute el charrúa quedó expuesto ante la dura crítica de los hinchas, quienes ya esperan su salida tras perder la final ante el clásico y de la peor forma.
Los errores de Larriera en la final
1. Experimentar con línea de tres
El principal error de Larriera fue en la vuelta, con su gente, no supo tener una buena lectura y sorprendió a todos con una insólita alineación: 3-5-2. El charrúa nunca había arrancado un partido con línea de tres, pero en el encuentro más importante decidió arriesgar y se equivocó. No pudo ni siquiera probar ese esquema bien ante el gol tempranero de Flores.
Larriera puso a Zambrano, Míguez y Vílchez en esa línea de tres, con Peruzzi y Lagos como carrileros, pero nada le funcionó. No solo eso, cuando intentó cambiar a un 4-4-2, decidió mantener a Yordi Vílchez como lateral izquierdo, siendo este diestro, y puso a Lagos de interior. Para muchos, los primeros 37′ en Matute fueron un experimento.
2. Prescindir de sus extremos
El segundo error de Larriera va de la mano con el último partido en Matute, al colocar la línea de tres atrás y poner a dos carrileros. El DT optó por dejar fuera del ‘11′ a Bryan Reyna y Franco Zanelatto, y jugar sin extremos. Decisión poco acertada, pues una de las virtudes de los íntimos es justamente ese desequilibrio por banda.
El propio Reyna, cuando ingresó el sábado en el Monumental, fue parte del gol de Gabi Costa al encarar y desequilibrar a Riveros. Para muchos, el extremo debió comenzar las acciones en Matute, pero recién entró tras el descanso. Sin un lateral que suba, no estaba Lagos, sino Vílchez, poco o nada pudo hacer para desequilibrar.
3. No contar con Jesús Castillo
Siguiendo con el error principal del 3-5-2, otro ‘pecado’ de Larriera se desprende en la mitad de la cancha, donde Piero Quispe, Martín Pérez Guedes y Rodrigo Ureña no tuvieron complicaciones para controlar el balón. Esto en base a las piezas que puso el uruguayo, junto a Ballón, colocó de manera sorpresiva a Oswaldo Valenzuela, que solo había sido titular dos veces en el Clausura, en lugar de Jesús Castillo, uno de los más regulares del año.
El binomio Ballón-Valenzuela nunca terminó de cuajar y ninguno le hizo frente al tridente Quispe-Pérez Guedes-Ureña. Concha tampoco tuvo un partido destacado. Y antes del descanso, Larriera aceptó su error y sacó a Valenzuela, de discreta actuación y paró un 4-4-2, pero Castillo de todas formas no ingresó, pese a no estar lesionado ni sentido.
4. Muy defensivo en Ate
Si bien se habla específicamente de los errores en Matute, ya que fue el último partido y donde se definió todo, Larriera también tuvo culpa en el planteamiento del sábado en el Monumental. Los íntimos salieron muy replegado atrás, dándole el balón a la ‘U’ y defendiendo cerca de su área.
Muchos pensaban que era más por la propuesta crema, pero Larriera confesó que el plan era ese, aguantar en su campo y salir de contra. Puso a Aldair Rodríguez y Franco Zanelatto para hacer un despliegue más táctico y no pensar en arco rival. Y si bien en el único remate que tuvo Alianza la metió, la forma de jugar no convenció al hincha.
5. Poner doble ‘9′
Dentro del experimento de Larriera, de poner línea de tres en Matute, otro aspecto que llamó la atención fue el parado con dos delanteros. Hernán Barcos y Pablo Sabbag nunca habían arrancado juntos un partido, pero el uruguayo decidió ponerlos en el juego más importante de la temporada. Sin embargo, ninguno tuvo una clara y terminaron pagando caro el haber puesto a ambos y no solo a uno, y el otro al banco.
Barcos era el delantero que se recogía y pedía el balón, realizando algunas labores de ‘10′, pero el ritmo que posee no era para esas características. Sin el ‘Pirata’ dentro del área o cerca de la misma, su influencia fue muy poca. Mientras que Sabbag, al no ser nutrido de balones al área o pases al espacio, fue diluyéndose poco a poco. El ‘Jeque’ terminó siendo cambiando tras el descanso, en donde Larriera volvió al 4-2-3-1, pero fue demasiado tarde.
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Bachiller en Ciencias y Artes de la Comunicación con mención en Periodismo por la Pontificia Universidad Católica del Perú, con estudios en Gestión Deportiva en Evolución Conmebol y Marketing Digital. Tiene más de cinco años de experiencia en periodismo digital, escrito y multimedia.