El volante menudo de corazón gigante y carácter fruncido vivió siempre enamorado de Alianza Lima y Alianza Lima se enamoró de sus golazos de fuera del área, de su liderazgo a prueba de balas y de su incondicional entrega por la casaquilla blanquiazul desde que era un joven canterano amamantado del juego de los ‘Potrillos’, que fallecieron en la tragedia del fokker en 1987. Se trata, pues, de Juan Jayo Legario, el último caudillo nacional que debutó en 1990 y que se crio en el corazón de La Victoria, a pesar de tener una casa en Barranco.
Jayo está de cumpleaños. Ya tiene 44 abriles, de los cuales más de 20 le dedicó íntegramente a Alianza Lima, con la que logró jugar casi 500 partidos a nivel profesional. Como si fuera poco, el volante anotó 22 goles con el club de sus amores(a pesar de su condición de volante) y le regaló al pueblo íntimo cuatro títulos nacionales.
Lo de Jayo, por supuesto, nunca fue el lucir un juego estético y quimboso como Jefferson Farfán. Eso sí, no fue un ídolo como Alejandro Villanueva, Teófilo Cubillas y ‘Perico’ León. Muy por el contrario, lo suyo era multiplicar sus piernas para defender con actitud el arco íntimo. De hecho, Juan fue de esos guerreros solidarios con mucho aire en los pulmones que se atrevía a pisar al área para gestar golazos.
Fue así que el ‘Pulpo’ anotó, para él, el mejor gol de su carrera con camiseta de Alianza Lima en un duelo ante el clásico rival Universitario de Deportes. Sucedió el 20 de mayo de 1995, en la recordad victoria íntima por 6-3. Aquel día, Jayo recibió un pase de Waldir Saénz y se lució con un ‘sombrerito’ al portero Celso Guerrero.
Luego de integrar el equipo histórico de Unión de Santa Fe y pasar por el poderoso de la época Celta de Vigo y el entusiasta Las Palmas de España, Juan Jayo regresó a Perú en el 2002 para jugar únicamente por Alianza Lima. Ni siquiera un problema dirigencial en el 2008, que lo forzó a fichar por José Galvez, le permitió enfrentar a los íntimos en un duelo por el Descentralizado. De hecho, la leyenda Jayo creció y su capitanía se prolongó hasta el final de su retiro.
Ahora, Jayo se encuentra en pleno desafió de sus capacidades y busca hacerse un espacio como técnico. Por ahora, es un aprendiz que busca volcar su sapiencia en el comando técnico de Pablo Bengoechea para acabar con la sequía de 10 años sin títulos. Solo esperamos que todo lo conseguido no sea opacado con el tiempo, producto de malas decisiones. Como lo hizo Germán Leguía.
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