A inicios de los años 90, cuando debutó en Primera con Sporting Cristal, Pablo Zegarra era uno de los 'chicos mimados' del fútbol peruano. Apenas tenía 16 años y ya la 'rompía', pero con el tiempo todo cambió: pasó del amor al odio entre los hinchas por sus actuaciones con la bicolor. 'Pablito', sin embargo, nunca arrugó e hizo su carrera en España.
De hecho, fue figura en Salamanca, donde lo recuerdan con cariño y luego se graduó como técnico. Con ese club, incluso, se dio el lujo de amargarle una noche al Barcelona de Luis Figo y Rivaldo. Sí, Pablo es el último peruano que 'mojó' a los azul- granas en la Liga. En la víspera de la 'Noche de Reyes' de 1998 se dio su mejor regalo, pero mejor que lo cuente él mismo.
¿Qué significado tiene Salamanca en tu vida? Mucho, parte de mi historia está ahí. Mi familia (esposa e hijos) vive allá y soy amante de sus aficiones, como son los toros. Si regresé fue solo por el proyecto de menores que me presentó Sporting Cristal. Por otro club no volvía.
¿Cómo te hiciste taurino? Salamanca es una ciudad chica y a los futbolistas del primer equipo siempre nos invitaban a la plaza para ver las faenas. Así nació todo, y me sigue causando impresión el ritual de sangre con el que termina todo.
¿Cuál fue tu mejor año en el fútbol español? Sin duda en 1997, cuando ascendí a Primera con Salamanca. Jugué todos los partidos y marqué más de 10 goles. Me sentí querido por la afición e incluso nos armaron agasajos. Hasta nos invitaron a una corrida para el plantel.
¿Cómo fue eso? Un famoso torero español, hincha del club, nos prometió que si lográbamos el ascenso invitaba a todos a una jornada taurina en su finca. Eran vaquillas que nos llegaban a la cintura, pero intimidantes. Sobre todo para mí, que nunca estuve en un ruedo y menos había agarrado un capote.
Hay una foto del recuerdo en la que incluso toreas… Pero solo fue para la foto, porque cuando el animal pasó por delante salí disparado. Me golpearon dos veces y después me salí de la arena. Las vaquillas no tenían cachos, pero te tiraban al suelo. Eso sí, había compañeros que sí sabían torear, como el portugués Pauleta (mundialista en 2002 y 2006 ).
¿Con qué estrellas de la Liga de esa época tienes amistad? Con varios, pero con el brasileño Roberto Carlos nos veíamos a menudo. Nos conocíamos de las Eliminatorias. El diario Marca nos juntó varias veces para producciones y después íbamos a comer. Es un tipo muy simpático y me vacilaba siempre en la cancha.
¿Y a qué personaje famoso de la actual Liga conoces? A Luis Enrique, el DT de Barcelona. A través de su asistente Joan Barbará (uno de los mejores amigos de Pablo en Salamanca), conversé largo y tendido con él cuando iba a verlo a los entrenamientos del Barcelona B. Desde que asumió en 2008 ese cargo ya se veía que le gustaba el buen fútbol.
¿Y se volvieron a ver? Lo enfrenté en 2011 en la Segunda española. Como parte del comando técnico de Salamanca, visitamos al Barza B en el 'Mini Estadi'. Sin embargo, él ya me conocía de mi paso por la Liga. Tengo su contacto y, cuando regrese a España, seguro que lo iré a visitar.
¿Es tan serio como aparenta?Sí, porque de jugador también lo era. En los partidos no conocía ni a sus amigos. Al inicio da la sensación de que marca distancia, pero cuando se suelta hace muy buenas bromas. A propósito del Barza,
¿El triunfo por 4-3 de 1998 fue tu mejor partido en España? Sí. Incluso Louis van Gaal, DT blaugrana de la época, renegó porque les remontamos un 3-1 en contra en los últimos 15'. Hice un gol y terminanos jugando entre 'oles' de la hinchada. Es la remontada más recordada en la historia del club. En ese Barza habían muchas estrellas, como Rivaldo, Figo y Guardiola.
¿Y qué pasito ensayaste en la celebración del gol? Ni yo lo sé. Al inicio amago con un movimiento, pero después me acordé que no sé bailar. Incluso mis compañeros esperaron a que termine el paso para abrazarme, pero me quedé congelado (risas).
¿Y cómo analizas tu paso por la selección? En mi época (años 90), a los 'extranjeros' se les tenía en la mira. Si no teníamos un partido bueno, las críticas eran despiadadas. Pero siempre di la cara y nunca me negué a ser convocado, a pesar que me destrozaron.
¿Crees que fue demasiado?Respeté todas las opiniones sobre mi juego, pero hubo episodios que marcaron mi paso por la selección, como el penal que le hice al ecuatoriano Alex Aguinaga en Lima (Eliminatorias para Francia 98). Por ello muchos se atrevieron a tildarme como un "jugador frío".
¿Pero lo pudiste evitar? Nunca lo vi. Hubo contacto con Aguinaga, pero primero le doy a la pelota en mi afán de despejarla. Si el árbitro no cobraba, nadie reclamaba ese penal. Pero se trataba de buscar un culpable. Como si la clasificación al Mundial la hubiésemos perdido en ese partido.
Eres hincha de Cristal pero… ¿jugaste por Alianza por cumplirle el sueño a tu viejo? Si bien toda mi familia es de Alianza por la identificación de mi papá (Víctor 'Pitín' Zegarra, crack peruano de los años 60 y 70), lo mío solo fue un tema profesional. Mi padrino Teófilo Cubillas siempre me alentaba a ponerme la blanquiazul cuando tenía 20 años, pero siempre le fui fiel a Cristal.
¿Cuál es tu objetivo a mediano plazo como DT? Mi idea es volver a dirigir en España, donde ya lo hice por 8 meses, pero de forma interina, al Salamanca (cuando jugaba en la Tercera División). Pero ahora estoy quemando etapas en esta nueva experiencia en Cristal. Ojalá que se me cumpla el sueño de dirigir en la Liga Española en un futuro.
Por Omar Paredesoparedes@depor.pe