Steven Rivadeneyra ha empezado el año en la San Martín de la manera que menos se esperaba. Recibió el pulgar levantado del técnico Chemo del Solar; sin embargo, ha cometido una serie de errores que lo condenan, y que merece una revisión por parte del comando técnico del equipo de Santa Anita.
Los dos primeros errores los cometió en el amistoso internacional ante Barcelona (que contó con la presencia de Ronaldinho), en Guayaquil. Primero por querer parar el balón pisándolo (nunca un arquero debe recibir así, sino con la parte interna del chimpún) y luego por tratar de descontar a dos rivales en el área en lugar de rechazar (no todos son Neuer).
En ambas jugadas, San Martín pagó caro los errores de Rivadeneyra. Ayer, frente a Real Garcilaso, el golero volvió a cometer dos errores: el primero porque un balón pasó entre sus manos cuando había ido directamente a su posición y el segundo por ir a achicar con las piernas en lugar de las manos. San Martín perdió 3-1 y, aunque la culpa no es única del golero, estas dos opciones le costaron igual número de goles al rival.
Steven Rivadeneyra, en efecto, es aquel arquero de Juan Aurich al que Carlos Lobatón marcó el famoso y recordado gol detrás de la mediacancha en Chiclayo. ¿Lo recuerdan?
No es el mejor momento de Rivadeneyra, como sí lo fue, por ejemplo, en 2014, cuando fue convocado por Pablo Bengoechea, entonces técnico de la Selección Peruana, para el amistoso contra Panamá.
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