¿Alguna vez ‘armaste’ tu once ideal de la bicolor de todos los tiempos? Es un divertido y difícil ejercicio mental, donde solo debes elegir a los jugadores que viste en acción. En mi caso, que veo fútbol desde 1975, debo poner a Cubillas, Chumpitaz, Cueto, Oblitas y los demás héroes de la época dorada de nuestro fútbol. Pero incluyo a dos ‘intrusos’: Paolo Guerrero y Nolberto Solano.
‘Ñol’ tenía una pegada exquisita y una técnica depurada. Podía jugar como lateral derecho o izquierdo, o como volante, en primera línea o de creativo. Y siempre lo hacía bien. Ah, también metía goles de cabeza como si fuera ‘9’ (así ‘vacunó’ a Paraguay y Brasil, en las Eliminatorias). ¡Cómo no incluirlo en el once ideal de la blanquirroja!
Con Solano, sin embargo, se confirma el axioma de que un buen futbolista no necesariamente será un buen entrenador. Porque todos sus pasos con el buzo han sido fallidos, desde su debut con la ‘U’ en 2012. Como asistente de Ricardo Gareca en la selección absoluta sí cumple, pero ha quedado demasiado expuesto dirigiendo a la Sub 23.
Y no lo digo solo por sus resultados oficiales (cinco derrotas, dos empates y un triunfo, entre Juegos Panamericanos y el Preolímpico), sino por su pobre propuesta. Sus equipos lucieron tristes y con escasas variantes tácticas, dependiendo de algún chispazo de Kevin Quevedo (antes) o Fernando Pacheco. Solo ante Paraguay el equipo mostró rebeldía para voltear el partido (3-2). Lo cierto es que la labor de Solano tiene nota recontra desaprobatoria. Quedó clarísimo que no está capacitado para a dirigir a ninguna selección. Lamentablemente.