1. Es bueno mirar el cómo, pero nunca desatendamos el qué. Luis Aragonés, el fallecido técnico que empezó la revolución del fútbol español en la Selección de ese país, decía: "El resultado es lo más importante". En ese sentido, Alianza Lima viene cumpliendo con lo que se planteó en el inicio del 2016: marcha en el tercer puesto del campeonato y actualmente es uno de los semifinalistas del torneo. No obstante, a un sector de hinchas blanquiazules parece no importarles el lugar que ocupan, sino que ponen énfasis en las derrotas que consideran "injustificadas". Pasa en el fútbol como en la vida. Bien decía Marcelo Bielsa: "Se juntan con quien huele bien, no con quien huele mal". Los hinchas y la opinión pública en general están buscando argumentos para dejar a Mosquera como un inútil, desatendiendo que viene peleando en los primeros lugares. ¿No es acaso el momento que Alianza necesita más del aliento su hinchada para lograr el tan ansiado título? ¿No se considera la posibilidad de que se está generando más desestabilidad en el plantel y que eso, en definitiva, merma el accionar del equipo? Recordamos más aliento de los aficionados en 2008, cuando Alianza peleaba por no descender, que actualmente que pelea un cupo a las finales. Hace falta coherencia.
2. Las críticas son bienvenidas; los insultos, no. Las primeras, bien argumentadas, generan una respuesta positiva. O al menos obligas a pensar al receptor. No para saber si te equivocaste o no, sino para tener una mirada diferente de las cosas que suceden. Lo segundo genera malestar. Y problemas. Hay técnicos que, en muchas ocasiones, ganan para señalar a sus detractores y obligarlos a decir que se equivocaron. Otros que desatienden este aspecto y que tratan de no enfocar su visión y misión fuera de un terreno de juego. ¿Qué se le puede criticar a Mosquera? La idea de juego. Es cierto, Alianza no ha mostrado una regularidad; sin embargo, su principal problema ha sido la eficacia de cara al gol. Siempre protagoniza, pero no siempre logra llevar al resultado el trámite, sobre todo cuando le es favorable. ¿La defensa? Por allí persiste en el error que no se ha logrado corregir: la última línea se mantiene muy alejada del resto cuando el equipo tiene la pelota, lo que favorece en espacio al rival. Estas son algunas de las críticas que se pueden realizar, pero de allí a insultar al técnico, amenazarlo, o tratar de dejarlo como si se tratase de un inútil, es exagerado. Y muchas veces injusto. Sin embargo, aquí en Perú, la derrota en casa parece haberse vuelto el camino hacia la pena de muerte.
3. El torneo no ha terminado. Restan 20 partidos para que se decida cuáles serán los cuatro finalistas que luchen por el título. Un ejemplo: Universitario, en el inicio del Clausura, sufrió las bajas de sus principales jugadores y terminó arrancando el campeonato sin ganar durante cinco partidos. Hoy se recompuso y es líder. Alianza sigue peleando arriba, aunque se está tratando de responsabilizar al técnico del….¿fracaso? Como en el inicio de este punto: faltan 20 fechas, 60 puntos en disputa. Sin embargo, existe una tendencia morbosa que apunta a desprestigiar a Mosquera solo porque pierde en Matute. No se toma en cuenta los recursos que utiliza, sino solo el resultado. Un detalle no menor: a Roberto no se le quería desde un inicio por su vínculo por Cristal. Eso, lamentablemente, hace que frente a la derrota, los insultos y las ganas de desprestigiarlo se incrementen. Incluso que los jugadores empiecen a dudar del método. No obstante, debemos preguntarnos: ¿será cierto aquel rumor que algunos ex dirigentes íntimos llaman a los jugadores para hablarles mal de Mosquera? Por eso concluimos: la persona que quiere que le vaya mal a Mosquera, quiere que le vaya mal a Alianza Lima.
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#AlianzaLima Roberto Mosquera, el técnico que ya no se acuerda ni lo que habla. https://t.co/23BoOMhPqZ pic.twitter.com/HcJoXhn7Uc— Diario Depor (@deporpe) July 19, 2016