“Quisiera ser grande” no solo fue una película que se estrenó a fines de los ochenta y que fue vista por quienes ya somos adultos. En su momento fue un lema para las jóvenes promesas del fútbol. Algunos trascendieron y dejaron huella. El futbolista del momento es Erling Haaland. El noruego con la cara del villano Majin Boo –de Dragon Ball Z– hoy es el héroe más aclamado del Dortmund.
No llega a los 20 años y ya se lo pelean todos. Se lo merece por su presente y dependerá de él que su futuro sea mejor. Casos así hay muchos. Como Kylian Mbappé. El francés fue titular, campeón mundial con 17 años y hoy es la estrella del PSG. Juegan porque marcan la diferencia. La edad, cuando uno es bueno, no tiene nada que ver. Así de simple.
Ya son cracks y no necesito que pasen los años para etiquetarlos de esa manera. Tampoco tengo que compararlos con figuras del ayer. Vivimos el presente y ellos nos auguran, cuando ya no estén Messi o Cristiano, un futuro lindo para el fútbol. En Perú la cosa suele ser lenta. Hemos tenido que recurrir a una norma –debatible– que obliga a los equipos a poner jugadores menores de 20 años para que tengan rodaje. La famosa Bolsa de Minutos. Más por cumplir que por convicción, para solapear el pobre trabajo que se hace en menores. Con sus excepciones, claro está. Lo cierto es que nuestra selección necesitará recambios en un mediano plazo. Necesitamos que Távara, Pacheco, Celi, Pinto, entre otros, dejen de ser promesas, trasciendan y se vuelvan grandes de una vez. El momento es ahora.