Los duelos entre Alianza Lima y Universitario de Deportes siempre tiene un sabor especial, pero el que ambos protagonizarán este sábado 4 de noviembre en la primera final en el Monumental tendrá un condimento adicional: la presión por salir campeones nacionales. Por un lado, a los blanquiazules les quita el sueño coronarse tricampeones de la Liga 1 Betsson y reafirmar su reinado en el fútbol peruano; mientras que, por otro lado, a los cremas solo les interesa acabar con la racha de nueve años sin conseguir un título nacional.
Desde esa perspectiva, la presión juega para cada uno de distinta manera. La diferencia está en la forma de administrarla; es decir, hacer que esta se sienta menos en ambas finales. Alianza Lima, por ejemplo, posee en su plantel a futbolistas que saben cómo jugar este tipo de definiciones. La mayoría de sus jugadores disputaron las finales del 2021 y 2022, en la que se coronaron bicampeones nacionales y, en ese sentido, tienen una ventaja respecto del rival. Ángelo Campos, Pablo Míguez, Josepmir Ballón y Hernán Barcos son futbolistas experimentados y pilares de un equipo que sabe pensar, decidir y hacer en las finales.
La presión que llevan sobre sus espaldas es la de conseguir el tricampeonato, algo que los íntimos no logran desde la década del 30. Pero incluso si pierden ante la ‘U’ forman parte de la historia de Alianza Lima, son parte del plantel que salió bicampeón nacional. Eso es un hecho y nadie les quitará lo conseguido. Sin embargo, es innegable que tienen en frente la posibilidad de agrandar su historia. Coronarse tricampeones ante el clásico rival es una oportunidad única para dar el golpe de gracia y confirmar el dominio blanquiazul en los últimos años. El ‘tri es un sueño y este equipo sabe cómo jugar una final.
En cambio, Universitario maneja otro tipo de presión, una que arrastra desde hace nueve años y que les ha sido esquiva en una oportunidad. Los cremas no logran un título nacional desde el 2013 y su último intento fue en 2020, el año de la pandemia y en el que cayeron derrotados en la final ante Sporting Cristal. Después de eso, no hubo más aproximaciones del equipo que hoy dirige Jorge Fossati. Entonces, bajo ese panorama, la ‘U’ no solo carga una mochila pesada por su sequía de títulos, también el grito ahogado de sus hinchas que quieren volver a celebrar otra estrella.
Y esa situación también juega un papel importante en la final. Es cierto que históricamente Universitario está acostumbrado a disputar finales, pero no solo deberá anteponerse a su pasado reciente, también tendrá que tumbarse al actual bicampeón si quiere convertirse en el nuevo monarca del fútbol peruano. Ese es el reto más grande de la ‘U’ y, como el equipo tradicional que es, está dispuesto a cumplirlo.
Es verdad que en su plantel tiene jugadores con jerarquía, otros que fueron campeones nacionales y algunos que saben jugar finales; pero a la hora de saltar a la cancha eso queda de lado. En el fútbol, quien tiene más que perder es el que más presión tiene. Si la ‘U’ falla en su intento, experimentará la sequía sin títulos más larga de su historia. Y si no, habrá acabado con esa mala racha y mirará el 2024 con otros ojos: apuntar a ser bicampeón y en el año de su centenario.
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