En la reciente Copa América de Brasil participaron 97 futbolistas que juegan en Europa. Perú sólo tuvo cuatro en esa lista: Farfán, Zambrano, Tapia y Advíncula. ¿Por qué no exportamos más jugadores a mejores ligas? Es una pregunta que se repite en mi cabeza cada cierto tiempo. Por qué no vendemos futbolistas si hemos demostrado ser una selección competitiva, capaz de clasificar al Mundial y de lograr el sub campeonato de la Copa América. ¿Por qué?
Hace poco Ricardo Gareca declaró a los medios que los futbolistas pe- ruanos deberían tomar mejores decisiones a la hora de elegir sus destinos futbolísticos. Pero, ¿no será que no existen tantas opciones para elegir y que, por ejemplo, André Carrillo tomó la oferta de Al Hilal de Arabia porque el resto de propuestas no eran lo suficientemente buenas?
Según el Centro Internacional de Estudios Deportivos (CIES), actualmente existen en el mundo 12,425 futbolistas que juegan fuera de su país. Ellos se dividen en 2,235 equipos de 93 asociaciones nacionales encuestadas. El estudio agrega que Brasil es la nación con más representantes esparcidos por la tierra: 1,330 jugadores en 78 países. Le siguen Francia con 867, Argentina con 820, Serbia con 465 e Inglaterra con 413. En nuestra realidad sudamericana, luego de Brasil y Argentina, se encuentran Colombia con 382 y Uruguay con 325. Perú no llega a 50 y sólo está por encima de Bolivia.
La estadística esclarece que, por ahora, no somos un mercado atractivo para los equipos de afuera. Si bien nuestra selección ha llamado la atención de muchos por los resultados recientes, esta no deja ser solo una isla ajena a todos nuestros problemas. Además, su reciente éxito no está relacionado con el rendimiento individual de los jugadores en sus respectivos clubes. Recordemos que las instituciones son las encargadas de impulsar las ventas. La selección es solo una vitrina.
La pregunta del por qué no exportamos tanto sigue suelta e intentaré dar mi opinión en las siguientes líneas. Talento hay, pero se debe mejorar en numerosos aspectos.
Comencemos por la pobre formación que hay en los menores de nuestro país. Mientras casi no haya equipos que brinden una buena enseñanza con una determinada metodología, va a ser imposible sostener un proyecto de venta de jugadores. No hay inversión ni capacitación para contar con buenos profesionales. La mayoría de futbolistas que llegan a Primera son casi autodidactas en el fútbol. Eso no quita talento, pero genera poca cultura táctica y, lo peor, poca competencia.
Si nuestra Primera División es de un nivel pobre, el jugador que destaque, salvo excepciones, no será garantía de éxito en un campeonato más competitivo. Por lo tanto, los futbolistas peruanos primero deberán demostrar sus cualidades en una segunda liga más importante para luego dar el gran salto. Por eso México y la MLS han tomado fuerza.
Históricamente, son pocos los casos de real éxito de nuestros futbolistas en el exterior. Y para un gerente de algún club europeo esto es una cuestión de riesgos.
Para ellos, apostar por un brasilero o argentino es como depositar su dinero en un plazo fijo sabiendo que obtendrán ganancias en el futuro. Jugársela por un peruano es ir a las máquinas de un casino. Es preferible equivocarse con un mercado que ha tenido innumerables buenos resultados a errar con uno poco confiable.
Escribo estas líneas contando una realidad, pero también con la ilusión de que esto mejore. ¿Por qué no vendemos jugadores a equipos de élite? No por la materia prima, sino por lo que la rodea. Buenos futbolistas tenemos, la selección es una luz que lo demuestra. Pero con eso no basta.