Pasamos casi toda nuestra vida buscando la felicidad. Para algunos es su familia, para otros, su trabajo, algunos dirán que el dinero o cosas inimaginables. A veces nos complicamos en encontrarla, y puede estar en donde menos lo esperamos. La noche del 15 de noviembre de 2017 fuimos el país más feliz del mundo gracias a un partido de fútbol. Eso sí, no fue un encuentro más pues regresamos a una Copa del Mundo luego de 36 largos años de ausencia. La Selección Peruana nos hizo celebrar.
Muchos pasamos, literal, toda nuestra vida esperando ver a Perú en un Mundial. Otros, veían cómo pasaba (más) el tiempo sin volver a hacerlo. Algunos hasta ya eran abuelos, pero la clasificación seguía rechazándonos. Nuestros días pasaban con frustraciones, goleadas en contra y alejándonos cada vez más de la máxima cita del fútbol.
Todo cambio hace 365 días. Al fin estábamos frente al deseo que tanto pedíamos. Era nuestro gran sueño. Quizás no como lo imaginábamos exactamente, aún así fue inolvidable.
Todos recordamos dónde estábamos cuando Farfán anotó el primer gol, qué hacíamos mientras Ramos aseguró el marcador y a quién abrazamos al pitazo final. Será algo que estará en nuestra memoria para siempre.
Los personajes
“Celebren. Destapen. Marquen en los calendarios. Abrácense en las calles. Hoy es nuestro día. Algún día tenía que ser. No hay mal que dure 36 años ni fútbol peruano que lo resista. ¡Vamos al Mundial! ¡Arriba Peru!”. Un infortunio impidió que Daniel Peredo esté en Rusia, aún así sus palabras, en especial un año atrás, quedaron en el corazón de todos.
Ricardo Gareca hizo posible lo imposible. Unos meses antes, era imposible pensar en una clasificación. El ‘Tigre’ no regresó en el tiempo, pero sí cambió el rumbo de la historia. Cada sonrisa hace un año fue gracias a él.
Muchas veces nos olvidamos de esos ‘actores secundarios’ que rodean a un partido de fútbol. Desde el desconocido con el que celebraste un gol hasta tus grandes amigos con quienes celebraste el triunfo ante Nueva Zelanda. Todos fuimos un puño.
No sabemos si algún día el Perú será un país tan alegre como hace un año. Quizás esperaremos otras cuatro décadas para repetirlo. Eso sí, el día que suceda otra vez, lo disfrutaremos