Con zapatos negros de horma ancha y plataforma larga, camisa blanca y saco beige, Edgardo Bauza – siempre impetuoso – dirigía a su Sporting Cristal en provincia o en la capital peruana. Con ese traje –al menos- fue con el que más veces se le vio y hasta las leyendas urbanas aseguraban que era un tipo de cábala a la que apelaba el DT para ganar sus partidos.
El argentino era tan apasionado, durante 90', que no tenía reparo en sacar un cigarrillo del bolsillo para ponerse a fumar, mientras observaba desesperado que su plan de domingo se salía del guion técnico que cocinó durante la semana en La Florida (Rímac – Perú).
Así era el Bauza en Perú, un técnico de gustos simples y sin complejos de modelo de desfile para dar conferencias de prensa. Medias hasta la rodilla, zapatillas blancas, short y – casi siempre – con una casaca abrigadora capaz de protegerlo del frío limeño. Era de esos técnicos que no le escapan a las preguntas de los corresponsales. Muy por el contrario, el argentino fue un relacionista público con nuestros colegas de la época y aceptó hablar con ellos hasta tres veces por semana, según me cuenta el ex Jefe de Prensa de Sporting Cristal, Felipe Tijero.
"A Edgardo le fascinaba la idea de tener constante comunicación con los medios. A los que sí les disgustó la idea fue a Bonnet, Soto, Erick Delgado y a otros referentes", recuerda Felipe.
Edgardo fracasó en su intento de memorizar lo nombres de todos los trabajadores del club rimense. Desde los vigilantes que resguardaban la seguridad de La Florida hasta los administrativos le gustaba saludar a Edgardo Bauza, porque el argentino transmitía esa mística de amistad que solo un desconocido confianzudo, alejado de la soberbia, puede ejercer.
Bauza y su lado extrovertido lo llevaba a meterse a la cocina de La Florida a dialogar unos minutos con los chef. Al argentino, aficionado de los platillos peruanos, hizo una pausa con las parrillas y se enamoró del ceviche norteño, al que exigía como entrada en sus tardes de almuerzo al menos tres veces por semana.
El entorno que acompañó a Bauza en el 2004-2005 lo define, a nivel profesional, como un técnico excesivamente ordenado, analítico, educado pero poco expresivo con sus jugadores, a tal punto que su asistente José Daniel Di Leo era el puente comunicativo para que sus dirigidos entiendan el mensaje del 'Patón' en Sporting Cristal. Así fue sub campeón del fútbol peruano y se despidió del Perú dejando un lazo de amistad muy fuerte con Carlos Benavides, Gerente General del cuadro celeste.
Así fue Edgardo Bauza en Perú, al que volverá después de 11 años para enfrentar a su compañero de Selección Ricardo Gareca.
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