"Hoy día ganamos porque ganamos, hoy metemos porque metemos y hoy entregamos la piel dentro del campo", recuerda Eddy Carazas después de 19 años de aquella epopeya nacional quien rezó, en el camarín de Sucre, junto a la última Selección Peruana que pudo ganarle oficialmente a Argentina. Eran los cuartos de final de la Copa América de Bolivia 1997 y los de Daniel Passarella pisaron el infierno del fracaso con su eliminación histórica. El 'Diablo' Carazas, aquella vez, anotó el mejor gol de su carrera y caminó por el cielo con su celebración.
_La historia detrás del gol a Argentina, por Eddy Carazas. _
Es 4 de octubre de 2016 y aún escucho la salsa y la música criolla que salía de los parlantes instalados en el camarín del estadio Olímpico Patria (Bolivia) antes de enfrentar a Argentina, en el 97. En ese camarín, que lideraba Miguel Rebosio, Marko Ciurlizza y el 'Chorri' Palacios, era imposible no escuchar a Héctor Lavoe o a Don Arturo 'Zambo' Cavero.
En una época digital que carecía de la presencia de WhatsApp, Facebook y otras redes sociales, nos sometimos a un régimen de comunicación telefónico limitado. Si no tenías un sol para llamar, no te comunicabas con la familia. Estábamos encerrados y escuchar música era la mejor concentración. Así nos sacamos del camino a Uruguay, Venezuela y avanzamos hasta cuartos.
Apenas descansamos tres días luego de haber superado el Grupo B, teníamos que enfrentarnos al Argentina del 'Muñeco' Gallardo, que se perfilaba como el gran candidato para ganar la Copa América. Nosotros, en cambio, éramos el 'patito' feo que eligió Freddy Ternero para afrontar el certamen, porque Oblitas se guardó a los mejores para las Eliminatorias.
Con el alma herida que solo un hermano puede sentir por haber perdido a uno de los suyos, rezaba, en silencio, en el camarín a mi ángel de la guardia, mientras todos cocinábamos el mensaje motivacional antes de jugar el partido. Justo, día atrás, Armando Paul Carazas cumplía años de fallecido y yo le prometí dedicarle un gol, si me daba una manito desde el cielo.
Ya en el campo, yo (con el número 17 en el dorsal) me cayó una pelota del cielo. Me acuerdo que le chocó de casualidad a un argentino y le apunté a la cara del arquero. Le tenía que reventar el arco, no había más opciones. Y así resultó. Tuve la oportunidad abrir el camino al triunfo a los 30' y no negaré enloquecí con la ilógica de dedicárselo a Armando.
Venía el 'Chorri', frené su abrazo y me voy al borde del campo. Ahí me llevo la mano al cielo y mezo mis manos como si tuviera un bebé. Evidentemente, se lo dediqué a Armando Paul, el menor de los Carazas. Me dicen el 'Diablo' y no me gusta porque soy de esos creyentes que hasta ahora le reza al profesor Freddy Ternero, el técnico más ganador del fútbol peruano.
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