Probablemente con el transcurso del tiempo en las pasadas Eliminatorias, y con saludos como caminatas de ambos por La Videna en estos últimos tres años, Gareca y Oblitas han pasado de ser buenos compañeros de trabajo a mejores amigos en esta lucha de Perú en su camino hacia el Mundial. Tanto el técnico como el director deportivo de la Selección comparten el éxito de haber llevado a nuestro país al histórico quinto puesto en el torneo más competitivo del mundo: Gareca desde el banquillo con el manejo del grupo y la inserción del ADN nacional al estilo de juego de la Selección, y Oblitas en la elección de un técnico con éxito en el fútbol argentino y con todo el know-how de cómo hacer competitivo al futbolista peruano a nivel internacional.
En el trayecto de este plan rumbo a Rusia 2018, no obstante, Gareca y Oblitas no solo comparten la experiencia de estas Eliminatorias, sino también un patrón en el proceso de selección. En tiempos de Francia 98, y con la escasez de peruanos en el extranjero como en tiempos de ahora, el ‘Ciego’ apostó por un plantel rico de futbolistas de Sporting Cristal, mientras que el ‘Flaco’, como prefieren que le digan, lo hizo con jugadores que luego dieron el trampolín al exterior. Gallese, Trauco, Cueva, Polo, Ruidíaz, Ramos y Polo integran una lista de jugadores con talento que fue pulido a mano por el estratega para convertirse ahora en embajadores de su país.
El caso en otras Eliminatorias había sido distinto. En tiempos donde había referentes en las principales ligas de Europa, el peruano en el extranjero se convertía en una máxima dentro de una alineación para el técnico como el aficionado peruano. El resultado, sin embargo, no mantenía su proceder en el camino del campeonato de la Conmebol. Perú ha tenido jugadores en mejores condiciones competitivas en el pasado y hoy está cerca del Mundial con un equipo. Los nombres pueden ser de ayuda, pero el trabajo en conjunto es lo que logra el éxito. Gareca y sus dirigidos están a dos partidos de poder devolverse una alegría a un país. Esperemos que se haga realidad.