Hay más diferencias entre Yuriel Celi y Óscar Pinto, jugadores de la Selección Peruana Sub 17, que solo un mes entre sus nacimientos. El primero vive en el Callao, el segundo, en Los Olivos. A Yuriel lo descubrieron en una ‘canchita’, Óscar fue llevado al club San Martín. Eso sí, en el ‘verde’ ambos se recontra entienden.
La vida de ambos cambió muy rápido. Yurien Celi, con ocho años -en 2010- jugaba con sus ‘patas’ en Santa Marina Sur (Callao), cuando un ojeador de Cantolao lo vio y no paró hasta ficharlo.
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El zurdo tenía que levantarse a las cinco de la mañana para entrenar. Su familia, que siempre lo acompaña donde juegue, hacía hasta polladas para comprarle un par de chimpunes.
Ahora, la figura de la ‘blanquirrojita’ ya es futbolista profesional y está cerca de llegar a un Mundial, además de jugar en la máxima categoría con el ‘Delfín’.
En 2012, a sus 10 años, Óscar Pinto llegó a la filial de San Martín, en Comas. Su entrenador, Jhon Alcántara, le vio tantas condiciones que lo hizo jugar en una categoría mayor.
Pintaba para crack. Dos años después, Real Madrid y Barcelona jugaron en Lima un torneo de ‘fútbol 7’. Pinto se lució contra los europeos y lo mandaron a Santa Anita. Entre 60 niños, quedó él en el cuadro ‘santo’.
Su papá siempre lo llevaba a entrenar en una moto lineal, el terror del comando técnico si sucedía algún accidente. Junto a su mamá, nunca se perdieron partido alguno del extremo izquierdo.
Ambos viven estos recuerdos con nostalgia, pero con la esperanza de llegar al Mundial. Y desde este martes, ante Argentina, buscarán lograr esa hazaña en el Sudamericano Sub 17.
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