Colombia se vistió de Uruguay. Perú, en cambio, dejó la sotana del buen fútbol (acostumbrada a ejercer de local) y tragó saliva con angustia, mucha, diría. Porque dependió de otros resultados para asegurar el medio cupo al Mundial. Que no es poco, pero tampoco mucho. Faltan 180 minutos.
1. Colombia fue un ‘ratonero’ inteligente
Los ‘cafeteros’ defendieron con todo y Perú nunca encontró el camino para hacerle daño. En ese tránsito de ida y vuelta, el trabajo de Carlos Sánchez fue clave. El volante de Fiorentina se comió la cancha y fue la sombra, principalmente, de André Carrillo, Christian Cueva, Yoshimar Yotun y hasta de Paolo Guerrero. Se multiplicó. Por derecha o por izquierda, el ‘6’ hizo el trabajo sucio. Y su recorrido nunca estuvo al límite de la amarilla o la roja.
Colombia hizo la gran Uruguay en el Nacional. Por momentos, prescindió de la posesión y apostó por los contragolpes rápidos con Juan Cuadrado. Bajo esa apuesta, las individualidades de Radamel Falcao y James Rodríguez trascendieron. Así, el de Bayern Múnich gestó una genialidad y venció al buen Pedro Gallese. Lo dejaron y todos lo sufrimos. Eso pasa, cuando se les deja frotar la lámpara.
2. A Perú le faltó el último pase
Aquí, el trabajo de Yotun, Carrillo y Cueva fue minimizado, justamente, hasta por 8 futbolistas de Colombia. Por ejemplo, James, su ‘10’, fue obligado a marcar y a tapar los espacios por las bandas. Evidentemente, Pékerman leyó bien la principal fortaleza de Perú a lo largo de las Eliminatorias y lo hizo pasar un rato amargo, muy amargo.
Eso explica los gestos de frustración de Yotun y Guerrero. Eso explica, además, el cambio de un opaco Carrillo por Yordy Reyna, que le inyectó frescura a un ataque largo, tímido y entusiasta para juntarse buscar la combinación con Edison Flores o, por último, con Renato Tapia.
3. El empuje Guerrero y los cambios de Ricardo Gareca
Solo los cracks pueden hacerlo posible, y Paolo lo hizo. Ante todo, le sobró pista al momento de ejecutar un tiro libre indirecto. Ojo, fue indirecto. Si el portero ‘cafetero’ no la tocaba, el tanto se invalidaba.
Por supuesto, el delantero de Flamengo jugó con el antagonismo de David Ospina, que fue el responsable de la derrota ante Paraguay en Barranquilla, y el ‘9’ lo obligó a estirarse con fuerza ciega para tocar un balón y hacer valer un golazo de tiro libre.
Un punto aparte merece la lectura de Gareca en el segundo tiempo. Apostó por el volumen ofensivo con el ingreso de Yordy y Ruidíaz a falta de 20 minutos para culminar el duelo. Hasta terminó con tres defensores en el fondo. A pesar de que Perú nunca encontró la asociación, se llenó de confianza para someter con más intensidad a Colombia. Y lo logró.
Sufrimos y ajustamos, como siempre.
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