Para el primero, pide el penal con total confianza y coloca su tiro en un lugar inalcanzable. Para el segundo, le señala a su compañero exactamente donde quiere la pelota, recibe con el pecho y la manda a guardar. Y para el tercero, hace una pared corta, deja atrás a dos rivales y vence al arquero con una velocidad que cuesta creer. Triplete con el Monarcas Morelia. Ese es Raúl Ruidíaz. El goleador que está en nuestras narices, pero no queremos ver. El delantero al que queremos bajarle la llanta porque no se llama Jefferson Farfán.
El nombre Ruidíaz en México hoy es sinónimo de 19 goles en 32 juegos. También es el goleador sumando Apertura y Clausura y, como dato adicional, es el dueño del segundo mejor promedio de gol (cada 130 minutos). Pero sería un error hablar solo de una temporada de ensueño. Porque Raúl Ruidíaz lleva al menos 5 años jugando al máximo nivel. Lejos estaba de mentir cuando en su llegada al Monarcas dijo: "Me siento un delantero consolidado".
Sus números con Universitario de Deportes son alucinantes. De aprobado a excelente. En 2016, anotó 10 goles en 9 partidos. En 2015, 12 en 13 encuentros. Y seguimos bajando. En 2014, hizo 14 tantos en 24 juegos y en 2013, 21 en 39. Pero sí, nosotros le seguimos buscando reemplazante al suspendido Paolo Guerrero en la Selección Peruana.
No queremos escuchar cuando Ricardo Gareca lo dice: "Ruidíaz es el reemplazante natural de Guerrero". Lo minimizamos. Pedimos en su lugar a un Jefferson Farfán que ha venido de más a menos en los últimos cinco años y que recién está volviendo al ruedo con el Lokomotiv Moscú (cinco partidos y un gol) tras una para de seis meses. Pero, sobre todo, pedimos a un Farfán que nos ha fallado mucho en cuanto a compromiso. Que puede que sea el jugador más talentoso que tenemos cuando alcanza su mejor nivel, pero que hoy podría ser un verdadero golpe a un grupo que tiene amor propio y va camino a consolidarse.