Era hoy y no se pudo. Jugamos mal y no alcanzó. Llegamos a los penales y Australia hizo su negocio. A nosotros nos costó mucho, no llegamos a quitarles la pelota y no manejamos el partido. Nuestra volante, que suele ser una de las claves del equipo, anduvo floja esta noche, justo cuando no teníamos más opción que ganar. Ahora solo queda agradecerle al plantel, que nos regaló tantas emociones en una eliminatoria extraordinaria, y a Ricardo Gareca, que en los siete últimos años nos devolvió la fe en el fútbol peruano.