Si hay alguien a quien Óscar Pinto admira profundamente es precisamente a James Rodríguez; tanto que siempre conspira en contra de sus propias limitaciones solo para imitar las jugadas de PlayStation del colombiano. Es atrevido. Te dibuja, te encara y su cintura se hace tan impredecible como su futuro.
Con 17 años recién cumplidos, Pinto es consciente de que las oportunidades – especialmente en el fútbol – son escazas. Además, ha entendido que se necesita ser un profesional a tiempo completo para alcanzar los sueños. Y para ello, hay que tener los pies bien puestos sobre la tierra, para no perder la brújula.
Justamente, la vida de Óscar se forjó en la humildad. Su talento nació en la pista, junto a sus sueños de convertirse en un futbolista. Desde los ocho años, las ‘pichangas’ en las canchas de Los Olivos se convirtieron en el premio de cada fin de semana (siempre y cuando cerrara correctamente la jornada escolar).
A los 10 años, San Martín lo reclutó, en una de los tantos trabajos de ‘scouting’ que realizan en los lugares más recónditos de Lima. Jhon Alcántara, un profesor de educación física y con alma de entrenador, fue quien lo descubrió y convenció a los dirigentes ‘santos’ de incorporarlo al club.
Y cómo no hacerlo, si Óscar la rompió en un partido de práctica enfrentando a San Martín. Alberto Masías, coordinador general de las divisiones inferiores, quedó maravillado con su ‘kimba’ y – con el ojo con el que reclutó a Christian Cueva hace más de diez año – persuadió a los padres de Pinto de llevarlo los fines de semana a entrenar a la sede de Santa Anita.
Desde ese entonces, los padres de Óscar se encargaron de amamantar de amor y, sobre todo, de disciplina a su retoño.
“Junto a Nicolás Figueroa, la rompieron en un partido contra Barcelona y Real Madrid. El campeonato de menores se realizó en Lima. Consecuentemente, fueron seleccionados para conformar una especie de selección, que enfrentó a España, la cual tuvo como refuerzo a Fernando Hierro. ‘Chemo’ nos reforzó y también quedó sorprendido al ver tanto talento junto”, recuerda Alberto Masías.
“No es momento de idolatrarlo. Le falta crecer mucho, porque aún no debuta como profesional. Pero no hay duda de que puede ser un James Rodríguez y hasta ser elegido como uno de los mejores del Sudamericano”, concluye.
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