“¿Qué le falta a los jugadores de Unión Comercio y Ayacucho F.C. que están destacando para llegar a la Selección?”, le preguntaron a Ricardo Gareca en conferencia de prensa. Su respuesta fue clara: “el jugador debe ser de bueno para arriba. En lo físico, en lo técnico y en lo táctico”.
En la previa a la convocatoria para los amistosos ante Chile y Estados Unidos, diversos nombres se colocaron en mesa; sin embargo, hay dos en particular que fueron mencionados en más de una oportunidad por sus goles de ‘otro partido’ o habilidad con el balón.
Willyan Mimbela y Marcos Lliuya llaman la atención por tener las características que nos encantan a los peruanos. Son de barrio, ‘pisteros’, improvisadores. Verlos jugar nos remite a la picardía de la calle, pero ¿es suficiente para un llamado a la Selección Peruana?
Partamos de la idea principal: Gareca ya tiene a sus hombres y sus gustos marcados. Claro, esto no significa que las puertas estén completamente cerradas para nuevos jugadores que demuestren un gran nivel; pero entre los convocados del ‘Tigre’ para la zona de ataque –donde participan los dos antes mencionados- se encuentran nombres consolidados. Christian Cueva, el titular, tiene características distintas y disposiciones tácticas que son del gusto de Ricardo.
Otros casos son Paolo Hurtado, Sergio Peña y Cristian Benavente, quienes demuestran su regularidad en Europa y que están un paso adelante sobre Mimbela y Lliuya en lo futbolístico y en la mente de Gareca.
Si algo tiene es sorpresa. Willyan y sus goles fuera de contexto, salvan en más de una oportunidad a Unión Comercio que parece –muchas veces- entrar en un círculo lleno de dudas. Su capacidad para generar espacios (o de tiro libre) y sacar un disparo que deje en ridículo al portero rival es para aplaudir, sin embargo los ‘chispazos’ pueden ser suficientes para encender la luz del éxito en Nueva Cajamarca, pero no en el equipo nacional que prioriza un juego colectivo ya instaurado por Gareca.
A lo mencionado anteriormente se le puede sumar un factor clave: la presión. Mimbela parece haber encontrado su lugar en el mundo –por lo menos por ahora- en Unión Comercio. Se siente cómodo y juega con libertad, algo que no sucedió en equipos de la capital en los que estuvo (Universitario, Sporting Cristal y Alianza Lima). La soltura que logra en el IPD de Moyobamba es difícil que la tenga en el Nacional con la blanquirroja.
Parecido es lo que sucede con Marcos Lliuya en Sport Huancayo. El libre albedrío que posee en el ‘Rojo Matador’ hace que su brillantez con el balón sobresalga. Si observamos sus movimientos no tiene una posición fija en el campo. Su gran visión de juego para realizar cambios de lado sin problemas o para colocar un pase filtrado a Neuman llama la atención, pero insertarlo en un esquema estructurado y en el que no prima su creatividad con el balón sería complicado.
De mismo modo, al ‘Cerebro’ de Huancayo le falta un paso más. Su básica formación en Copa Perú sin pasar por las etapas de divisiones menores que requiere un futbolista profesional lo pueden limitar. Nadie puede negar que es talentoso, pero es necesario que para que de un salto de calidad consolide y mejore sus movimientos tácticos. Dejar el fútbol peruano sería una buena opción.
Gareca no dio sorpresa alguna en el llamado, pero dejó un mensaje claro. Mimbela y Lliuya deben mostrar que no solo son intermitentes en partidos. El fútbol es de momentos, es cierto, pero estos deben ser continuos, no solo un destello cada cuatro partidos.