Raúl Ruidíaz ha hecho en la Liga MX y MLS cosas que no le hemos visto en la Selección Peruana. Luce mejor y más potenciado. Hasta antes de integrarse a los amistosos FIFA, marcaba un gol cada 131 minutos (ha anotado siete en total) con el Seattle Sounders, un equipo que había estado relegado en la tabla de la Conferencia del Oeste hasta antes de la llegada del ex Monarcas Morelia. Ahí, en un cuadro en donde es más difícil la generación del gol, Ruidíaz luce como un especialista del área para todos los aficionados estadounidenses. La razón de tamaña eficacia pasa, entre otros factores, porque ha caído en un equipo en donde él es el más grande beneficiado. Es más, el equipo de Brian Schmetzer parece diseñado solo para que Raúl dé el puntillazo final.
Desde la llegada de Ruidíaz, Seattle hizo 32 goles en 15 partidos (7 fueron obra de nuestro compatriota); antes de la llegada de él, el equipo apenas había marcado 15 en 17 encuentros. Si bien es cierto que Raúl colaboró con el 21.8% de los tantos del cuadro estadounidense, el equipo se ha visto favorecido con su presencia de punta, como ‘9’ de área para referenciar así el ataque, hacer movimientos propios de delantero y convertirse en el segundo goleador, solo detrás del uruguayo Nicolás Lodeiro, quien tiene uno más, pero… también 13 juegos más que él.
En la selección, en cambio, Gareca ejecuta un plan distinto con el delantero centro. Es cierto, aunque su físico de 1,67 metros podría decir que se trata de un media punta o un wing, Ruidíaz es un ‘9’ en talla small. Gareca aprovecha la eficacia de Ruidíaz para ponerlo como centrodelantero, donde se encuentra a la espera del pase de Cueva, Carrillo y otros compañeros. Y su caso recuerda – sin comparaciones - a lo que pasaba con Claudio Pizarro con la Selección – en su mejor época como delantero - y no así con el Werder Bremen de Thomas Schaaf.
Thomas Schaaf –que llegó al club el 10 de mayo del 2009– era conocido por hacer del Bremen un cuadro no grande con modales de histórico equipo de punta. El Werder cambiaba ataque por ataque y tenía casi siempre muy buenos promedios anotadores en un torneo que ya de por sí tiene grandes registros goleadores en Europa. Ahí, Pizarro se sentía muy cómodo en planteos donde se atacaba en grupo y no lo ubicaban como llanero solitario. El mismo caso pasa con Ruidíaz en México como en Estados Unidos, en donde el planteo es más ofensivo, existen menos marcas y muchas oportunidades de gol en cada partido. Ahí, en ese caso, Ruidíaz – con más espacios- aprovechaba para poner su sello en el marcador, siendo un goleador - quizás - con libertades.
En una Selección como la peruana el papel es distinto. La presión del hincha crece con cada partido, la presión de los dos zagueros enfrente sobre el único delantero, también. A Gareca le gusta jugar con un atacante de referencia estilo Paolo que sepa aguantar la pelota, abrirla por los costados y – de paso – que juegue y salga del área para tener sociedad con los volantes. Sin embargo, a Ruidíaz con sus características de juego, el papel se le hace complicado.
El ahora ‘9’ de Seattle Sounders está diseñado para dar el último toque, en ese aspecto es un atacante de primera categoría. Cierto que no marcó en esa jugada frente al arco ante Chile – en la otra tenía al arquero adelante y un defensa atrás para hacerle mucho pressing – pero tampoco es que le haya llovido las oportunidades. Pongámonos a contar, siendo sinceros. ¿Podemos hacer un resumen de ello? No. A Ruidíaz – de paso - se le complica jugar afuera del área, no se siente en su hábitat, le cuesta en parte, porque la Selección no pisa el área con ese volumen.
El talento le sobra y seguramente seguirá marcando en la MLS. ¡Vamos, Raúl! ¡Ya llegarán días mejores días en la Selección!
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