Rafael Amaya es uno de los actores mexicanos más reconocidos internacionalmente, en gran parte gracias a protagonizar la telenovela “El señor de los cielos”. En la producción de Telemundo, el intérprete de 45 años da vida al narcotraficante Aurelio Casillas, durante sus siete temporadas emitidas entre 2013 y 2020.
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Cuando se emitió el primer episodio de la serie, Amaya tenía 36 años y se encontraba en el mejor momento de su carrera. Lucía una radiante cabellera y exuberante anatomía, que arrebató suspiros a millones de personas alrededor del mundo; es así cómo se convirtió en una de las estrellas más aclamadas, lo que contribuyó a que se prolongue el tiempo de vida del programa.
Con el paso de las temporadas, el desempeño de Rafael fue decayendo y esto no pasó desapercibido por la audiencia, ya que solía brindar un trabajo de calidad. Finalmente, todo tuvo sentido cuando se hizo público que la fama y los excesos le pasaron factura. A continuación, conoce cómo fueron los años más difíciles del sonorense.
EL CAMBIO RADICAL DE RAFAEL AMAYA
Tras los primeros años de furor que causó “El señor de los cielos”, algunos rumores surgieron alrededor de su protagonista. El cambio de actitud en Rafael Amaya era evidente y muchos llegaron a afirmar que su personaje lo había consumido, debido a las largas jornadas de trabajo que se extendieron por años.
Por otro lado, también se decía que durante las grabaciones ingresó a una cueva donde aspiró algo que causó el cierre de sus vías respiratorias, provocando que su salud se deteriorara y por ende su desempeño en la novela.
Sin embargo, estas teorías fueron anuladas cuando el actor dio una entrevista para el programa “Hoy Día”, donde desmintió lo que la culpa la haya tenido su personaje:
“No fue el personaje, fui yo; la decisión fue mía, no era Aurelio; se entrena para dejar el personaje en el clóset, pero sí me dejé llevar por muchas cosas como la vanidad, el materialismo y el ego”.
Se conoce que tuvo problemas de adicción
Después de varios años de incertidumbre, se reveló que el mexicano estuvo sumergido en una profunda adicción al alcohol y las drogas, hoyo del que solo pudo salir gracias a Roberto Tapia, quien junto con otros amigos lo convencieron de internarse en la clínica de rehabilitación del ex boxeador Julio César Chávez, donde permaneció ocho meses.
“Yo estaba perdido, estaba aislado del mundo, estaba enojado con todos, pero no era yo. Antes de perdonar a los demás, me perdono a mí mismo”, admitió Amaya.
La etapa oscura que vivió no le permitió mantener ningún compromiso, “ni con ninguna pareja, ni con trabajo ni con nada”, pues según afirmó “las drogas son la muerte”.
“Estaba cegado por el manto oscuro de la drogadicción. Soy un ser humano, no soy un robot”, enfatizó.
RAFAEL AMAYA Y SUS NUEVOS PROYECTOS
Afortunadamente, todo eso quedó atrás y hoy se encuentra de vuelta al ruedo. El actor ha retomado proyectos que tenía en la puerta del horno, como la octava temporada de “El señor de los cielos” y la novela “Todos los nombres de Aura”, donde comparte pantallas con Blanca Soto, además de estar activo en las redes sociales, espacio donde mantiene gran cantidad de seguidores.