En primer lugar, la cuestión de la localía ha sido un factor determinante. En esta edición, retomada tras su primera edición en 2019, todos los encuentros se llevaron a cabo en estadios de equipos de la MLS, pese a que muchos clubes eran de la Liga MX. Aunque se pudo percibir la presencia de seguidores mexicanos, los clubes nacionales tuvieron que afrontar todos sus encuentros en calidad de visitantes. Primera ventaja para los equipos de la MLS, que hoy copan la final con el Nashville y el Inter Miami de Lionel Messi.
Los equipos mexicanos se enfrentaron a la adversidad de largos viajes, lo que genera un agotamiento físico significativo entre partido y partido. En este sentido, el caso del Club León fue especialmente notorio, ya que durante la fase de grupos quedaron varados en Canadá, lo que incluso los llevó a pasar la noche en el aeropuerto. La carga de desplazamientos y cambios de husos horarios afectó la preparación y contribuyó al desgaste de los jugadores.
El ritmo de juego también fue notorio e influyó en la performance de los equipos mexicanos. Mientras los clubes de la MLS ya habían iniciado su competencia, los equipos de la Liga MX apenas comenzaban. De hecho el torneo mexicano se vio interrumpido en la tercera jornada. Esto se notó en una falta de continuidad y cohesión en el juego, afectando la competitividad en la Leagues Cup
Las controversias arbitrales también jugaron un papel importante el desarrollo del torneo. Voces críticas señalaron decisiones arbitrales que impactaron negativamente a los equipos mexicanos. La Liga MX emitió un comunicado previo a los encuentros de Monterrey y Querétaro en octavos, haciendo un llamado de atención al arbitraje y uso del VAR. Estas circunstancias generaron un ambiente de desconfianza en torno a la imparcialidad de las decisiones, lo que afectó la percepción de justicia en el torneo.
En este contexto, Mikel Arriola, presidente de la Liga MX, planteó la posibilidad de sedes mexicanas en la próxima edición de la Leagues Cup como medida para garantizar condiciones equitativas de competición.
A pesar de estas dificultades y desafíos, la Leagues Cup sigue siendo un escenario importante para el fútbol de la región, aunque en esta ocasión, por primera vez, no se tendrá un campeón mexicano, lo que subraya la creciente competitividad de la MLS en el torneo.
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