En el siglo XIX la voz y el talento de Ángela Peralta era muy conocido en varios países del mundo. En México, su país de origen, todos la llamaba “el Ruiseñor mexicano”, mientras que en países como Italia se llevaba el nombre de “Angelica di voce e di nome”, que en español significa: “Angélica de voz y de nombre”.
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Peralta fue una cantante icónica que durante 20 años conquistó los principales escenarios europeos, convirtiéndose en la primera mexicana en actuar en el famoso Teatro de La Scala en Milán. Ha escrito vals, galopa, danza, fantasía, romanza, melodía, chotis e ilusión; hasta que su voz se apagó el 30 de agosto de 1883, cuando tenía 38 años.
La compositora mexicana fue homenajeada el 6 de julio mediante el doodle de Google por el 176 aniversario de su nacimiento. Este homenaje aparece en la página principal del buscador en sus versiones de México, Estados Unidos, Argentina y Chile. Pero, ¿quién es Ángela Peralta? A continuación, te contamos su historia.
Ángela Peralta nació el 6 de julio de 1845 en la Ciudad de México. Desde los ochos años el talento de su voz era evidente. Hija de una educadora y un soldado fue bautizada como María de los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta y debutó como cantante a los 15 años de edad, cuando se presentó en el Gran Teatro Nacional interpretando a Leonora de “El Trobador de Verdi” y la fama que la acompañaría hasta el día de su muerte comenzó a cimentarse.
La fama le llevó a Europa, y se presentó en ciudades como Cádiz y en el Teatro Real de Madrid. Peralta fue pionera en la ópera en una época en la cual las intérpretes italianas dominaban ese campo artístico en tanto que las actrices españolas ocupaban la cima del drama.
Ángela Peralta se presentó en una gran cantidad de lugares, entre ellos Turín, Génova, Nápoles, Roma, Florencia, Bolonia, Lisboa, París, Barcelona, Madrid, El Cairo, Alejandría, San Petersburgo, Nueva York, La Habana y varias ciudades de México.
Sin embargo, es el 13 de mayo de 1862 que pasaría a la historia. Aquel día, se presentó en el Teatro de la Scala en Milán, donde interpretó “Lucia de Lammermoor”. Al terminar tuvo que salir 32 ocasiones al escenario agradecer las ovaciones de los conmovidos asistentes.
La cantante se presentó también ante los reyes Victor Manuel II, su esposa y hasta ante el propio Papa Pío IX. En 1871, Maximiliano de Habsburgo y Carlota, quienes gobernaban lo que hoy es México, organizaron su regreso a la capital donde nació para poder escucharla cantar. Sin embargo, pronto volvió a Europa. Fue recién en 1877 que Ángela Peralta regresó definitivamente a México para presentar el “Aída de Giuseppe Verdi”, un éxito rotundo que se montó en el Teatro Nacional.
Además de cantar, Peralta sabía tocar el arpa y componer piezas. De hecho, compuso numerosas canciones románticas y piezas en estilo de danzas, galopas y valses, añadiendo al repertorio mexicano temas como “Un recuerdo de mi patria”, “Nostalgia”, “Adiós a México”, “Margarita” y “Pensando en ti”. Algunas de estas piezas se publicaron en 1875 bajo el título “Álbum Musical de Ángela Peralta”.
En 1883, viajó por el norte de la República mexicana. Se presentó en Querétaro, Celaya, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato, San Luis Potosí y Morelia, en el Teatro Progreso de Monterrey, en Saltillo, Durango y La Paz.
Al llegar a Mazatlán, Sinaloa, cantó “Il trovatore” y “Aída”, pero fue víctima de una epidemia de fiebre amarilla, enfermedad que la llevaría a la muerte con 38 años de edad. Ángela Peralta se casó con Julián Montiel y Duarte, y murió el 30 de agosto de 1983.
Cuatro años después de su fallecimiento los restos de Ángela Peralta fueron depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres, entre las sepulturas de dos poetas famosos: Amado Nervo y Luis G. Urbina.
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