El test de personalidad que estoy por mostrarte se ha convertido en una herramienta súper valiosa para conocer y entender mejor nuestras capacidades de liderazgo. La prueba de hoy, en este sentido, podría cambiar -para bien- tu forma de abordar determinadas situaciones. Todo lo que tienes que hacer es mirar detenidamente la imagen principal de la nota y responder qué es lo primero que ves: un hombre, un bote, una vela o un rostro. Confía en mi, prometo que no te arrepentirás. Descubrir qué tipo de líder eres puede influir en cómo te relacionas con tu equipo, cómo tomas decisiones y cómo enfrentas los desafíos en el lugar de trabajo o en otros aspectos de la vida. ¿Te atreves a pasar por este ejercicio que la viene rompiendo en Internet?
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Si viste un hombre...
- Si lo primero en lo que te fijaste fue el hombre al timón, esto podría sugerir que eres un líder innato y una persona de carácter fuerte. No temes asumir decisiones y responsabilidades que afecten a otros. Aunque disfrutas del trabajo arduo, no buscas ser el centro de atención y no requieres la aprobación de los demás.
Si viste un bote...
- Si lo primero que notaste fue el bote amarillo, es probable que poseas un don innato para el carisma y la aventura. Con frecuencia, captas la atención e interés de los demás, especialmente cuando eres auténtico y te entregas a lo que disfrutas. Además, eres entusiasta y atraes naturalmente a las personas hacia ti.
Si viste una vela...
- Si tu atención se focalizó en la vela (sin rostro) en primer lugar, esto puede indicar tu fuerza de voluntad y tu carácter intrépido. Posees la capacidad de enfrentar y superar cualquier obstáculo que la vida te presente. En esta misma línea, cuando emprendes un proyecto, lo llevas a cabo con precisión según lo planeado.
Si viste un rostro...
- Si lo primero que captó tu atención fue la cara en la vela, es probable que seas una persona agradable y amable, con una gran capacidad para brindar apoyo a los demás. Te esfuerzas para alcanzar tus metas y disfrutas motivando a quienes te rodean. Aunque buscas evitar el centro de atención, con frecuencia te conviertes en el líder no oficial del grupo en el que te encuentras.