Influyente en ambas áreas. Para rechazar la pelota de su arco o para anticiparse a sus rivales, y también para generar zozobra en área rival. Sergio Ramos forzó un error, y posterior autogol de Ignasevich para abrir el marcador en el España vs. Rusia por octavos de final del Mundial 2018.
España busca regresar a la brillantez perdida en el Mundial 2018, una vez alejada la presión del grupo con planteamientos defensivos rivales que la impulsaron a una pérdida de identidad pero no del liderato, que le sitúa en un camino sin grandes hasta la final, pero con la anfitriona como primer examen.
Encara la selección de España el momento de demostrar el gen competitivo que le impulsó a dominar el mundo en cuatro años recientes de gloria. Con un recambio generacional pero con supervivientes de la 'generación de oro' para asesorar ante la exigencia. En la llegada del todo o nada, asoma Rusia como primer rival de un camino liberada de selecciones campeonas del mundo.
No compite en un escenario similar España desde la final de Johannesburgo, cuando un Andrés Iniesta que da sus últimas entregas de magia sobre el césped en Rusia 2018 sin librarse del debate, marcó el tanto para la eternidad.
Casi ocho años después regresa a los cruces de un Mundial con la necesidad de rememorar la imagen de una inmaculada fase de clasificación y la mostrada en los amistosos de enjundia que disputó. Siempre con un sello intocable, asociando los buenos resultados al mejor de los tratos al balón.