Una coneja que provee apoyo emocional se ha convertido en la envidia de todo el mundo en las redes sociales al ver la lujosa vida que se da en la primera clase de un vuelo de una conocida aerolínea estadounidense que partió de San Francisco rumbo a Japón.
‘Coco’ es el nombre del afortunado animal que tuvo la suerte de experimentar lo que muchos solo pueden anhelar gracias a su dueña Takako Ogawa y lo hizo usando una de las corbatas de moño más adorables que existen.
La coneja de ocho años tenía su propio asiento y almohada en el avión para acurrucarse y la tripulación en cabina quedó tan encantada con la inusual pasajera que intercambiaron labores para turnarse y conocerla.
Cabe resaltar que esta no fue la primera vez de ‘Coco’ en un avión, ya que anteriormente se subió a uno cuando viajó de Japón a California hace tres años, acompañando a su dueña en su mudanza.
En ese entonces, Takako, de 32 años, tenía que mantener a ‘Coco’ cerca cuando viajaba pero ahora se mostró preocupada de que fuera demasiado mayor para dejarla en Japón por lo que decidió registrarla como un animal de apoyo emocional.
La mujer, que se desempeña como CEO de una start-up de analítica llamada Panalyt Japan, desembolsar 100 dólares para que su mascota obtenga dicho distinción y se le permita llevarla en cabina en un contenedor especial sin tener que pagar por un asiento extra.
Cuando la tripulación de cabina le hizo saber que el asiento contigo estaba desocupado, Takako liberó a la pequeña coneja y la dejó relajarse a su lado. Incluso, uno de los asistentes de vuelo le ofreció un helado, además de un tazón de almendras y nueces.
“Este ha sido hasta el momento uno de mis vuelos favoritos. No hay nada como llevar a tu coneja en el avión. Ella estaba muy curiosa y saltaba por todos lados. Generalmente se sabe comportar”, señaló su dueña, natural de la ciudad de Kyoto.
“Es muy calmada cuando se ve rodeada de gente y en un ambiente diferente, por lo que lo tomó demasiado bien. Cuando me sirvieron mi helado, la aeromoza me preguntó si mi coneja quería algo”, agregó.
“No estaba segura de qué podría comer, pero tenía algunos acompañamientos como almendras y nueces, los cuales sirvió en un pequeño recipiente para ella. Fue algo adorable. Realmente los disfrutó y se le veía muy feliz”, finalizó Takako.
Pese a que la “salvó” de tener un viaje incómodo, la mujer asegura que estuvo preocupada por hacer que ‘Coco’ estuviera feliz y sin accidentes. “Una cosa que me preocupaba era cómo iría al baño, por lo que empaqué varias toallitas pero fuera de eso, no hubo problemas”, añadió.
“Estaba nerviosa [de que quisiera explorar el avión]. Saltó un poco, exploró las almohadas pero únicamente la de ella [en su asiento de primera clase].”, explicó Takako, al tiempo que indicó que no quería que fuera en la bodega por temor al estrés que podría ocasionarle.
La joven precisó que en la bodega de los aviones viajan varios animales asustados y contó el caso del gato de un amigo, que “se puso tan nervioso que no pudo comer por una semana después del aterrizaje”.