El mundo ha sido golpeado por el nuevo coronavirus COVID-19, que ha avanzado rápidamente por el globo y ha contagiado a más de 1,500,830 personas y se ha cobrado la vida de unas 87,706 personas a lo largo y ancho del planeta. En América Latina, Brasil, Chile, Ecuador, Perú y México son los cinco países con más casos confirmados.
El COVID-19 ha obligado a todos a resguardarse en sus casas y a muchos negocios a cerrar sus puertas. Sin embargo, los servicios funerarios, como parte de la categoría de bienes esenciales, continúan funcionando.
De acuerdo con el protocolo internacional y determinado por el Ministerio de Salud (Minsa), en el Perú los pacientes que fallezcan por coronavirus deber ser cremados “por el peligro de diseminación del agente infeccioso y riesgo a la salud pública”.
La razón de la cremación tiene que ver con la necesidad de reducir toda posibilidad de contagio. “Las altas temperaturas eliminan todo elemento viral y bacteriano que pueda contagiar a terceros al momento de transporte o la ceremonia fúnebre. Las cenizas ya no tienen rastro de la enfermedad”, expresó Manuel Espinoza, doctor del Instituto Nacional de Salud (INS).
Pero, ¿cómo son las cremaciones en el Perú para víctimas del coronavirus? De acuerdo a Waldo Sierra, responsable de Parque del Recuerdo, se realiza una breve ceremonia respetando todas las medidas para salvaguardar la salud de los presentes, familiares y trabajadores.
Cabe mencionar que, en tiempos de coronavirus y cuarentena, se realizan los velorios a puertas cerradas, con un máximo de 10 personas y solo en un tiempo máximo de 30 minutos. Asimismo, de acuerdo con Sierra, se debe evitar la asistencia de menores de edad, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
“Los sepelios se siguen atendiendo bajo algunas restricciones que son por la seguridad de nuestra población. Por ejemplo: los asistentes deben portar guantes y mascarillas; se prohíbe el ingreso de niños, embarazadas, personas con enfermedades crónicas y adultos mayores de 60 años; todos los deudos deben mantener un metro de distancia entre sí y no se recibirá el tradicional abrazo de pésame”, afirmó Sierra.
Dependiendo del lugar del fallecimiento, el hospital o clínica debe emitir un certificado de defunción que indique la identidad del fallecido, hora, fecha y causa de la muerte. Luego de ello, la funeraria ingresará este documento y el DNI del occiso ante el RENIEC para tramitar el acta de defunción, indispensable antes del entierro o cremación. Solo después de estos trámites se puede llevar a cabo el servicio funerario.
Cabe recalcar que la persona que falleció por COVID-19, bajo ningún caso debe ser velada ni enterrada de forma tradicional. Por ello, el cuerpo debe ser cremado en un lapso no mayor de 24 horas, Además, solo dos acompañantes podrán despedirse del cuerpo.
Tampoco se podrá tener acceso a la vestimenta o pertenencias del difunto. Y, finalmente, el Ministerio de Salud se encargará de la cremación y entrega de cenizas a los familiares 24 horas después.
Por último, están restringidas las visitas al cementerio, romería y otros rituales.
Las personas que fallecen a causa de coronavirus deben ser cremados.
Asimismo, las directivas incluyen que el cuerpo sea colocado en dos tipos de bolsas herméticas a prueba de derrames de fluidos y que cualquier elemento utilizado en el tratamiento del paciente, como vías, sondas o inyecciones, sea cremado con la víctima.
El protocolo especifica que el personal encargado use equipos de protección especiales, que debe incluir ropa quirúrgica, mandilón impermeable de manda larga, máscara quirúrgica, escudos faciales o lentes protectores, guantes de necropsia o guantes de látex de doble capa, gorro y botas o cobertores impermeables para zapatos.
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