La brutal crítica a un restaurante con una estrella de la Guía Michelin se ha vuelto viral en las redes sociales, deleitando a sus lectores con sus descripciones por la “desastrosa” comida que probaron que incluía astillas de papel comestible, “queso ricotta rancio”, espuma servida en un molde de yeso de la boca del chef, entre otras excentricidades.
Según informa el diario británico Daily Mail, la escritora de viajes Geraldine DeRuiter (41) y siete de sus amigos visitaron Bros’, el restaurante del renombrado chef Floriano Pellegrino ubicado en Lecce, Italia, pero quedaron decepcionados del menú de 27 platos que les sirvieron que incluso los dejó con más hambre con la que llegaron.
Si bien fue una terrible experiencia gastronómica, DeRuiter –originaria de Seattle, Estados Unidos– lo tomó con humor y escribió en su página Everywhereist una colorida reseña titulada ‘We eat at the worst Michelin-starred restaurant, ever’ (El peor restaurante con estrella Michelin de todos los tiempos, traducido al español) que sus lectores hallaron muy divertido.
Aunque la famosa guía restaurantera describe la comida que sirve Bros’ como “innovadora y sorprendente”, así como “creativa y exuberante en igual medida”, el enfoque de DeRuiter fue uno extremadamente diferente, ya que la describió como algo “eternamente indeleble en [su] memoria porque es tan singularmente malo que solo puede considerarse un logro”.
Aparentemente desconcertada por todo el calvario que pasó en su visita al local, la escritora de viajes señaló que la hizo preguntarse “si [estaba] viviendo o no en una simulación en la que alguien no pudo programar correctamente este restaurante en particular” y el principal problema para ella y sus amistades es que lo que le sirvieron no era comida verdadera.
No fue la única con una opinión desfavorable
Esta opinión fue compartida por Elle-Rose Moogan, editora en jefe de la publicación The World and Then Some, quien en su cuenta de Twitter compartió fotografías de la comida que le sirvieron a ella y a sus acompañantes “que no se parecía en nada a una cena” cuando visitaron el establecimiento, cuya tétrica decoración también dejaba mucho que desear.
Y por si eso fuera poco, la cuenta de lo que consumió el grupo de Moogan fue exorbitante: el menú de 13 platillos costó 200 euros (226.43 dólares al tipo de cambio actual) por persona, sin incluir el vino. Este dato también fue incluido en el escrito de DeRuiter sobre lo que fue esta “olvidable” experiencia culinaria.
La respuesta del chef Pellegrino
Mientras tanto, el chef Pellegrino respondió a la crítica negativa con una carta de tres páginas en la que se describía a sí mismo como un “gran cocinero” y un “master chef” que ha “estudiado la historia de la elaboración de alimentos”, además de haberle “tomado años de lecciones para preparar grandes platillos”.
“¿Qué es el arte? ¿Qué es la comida? ¿Qué es un chef? ¿Qué es un comensal? ¿Qué es el buen gusto? ¿Qué luce hermoso? Aquí en Bros’ nos esforzamos cada día por la vanguardia. Este riesgo lo hemos asumido desde que decidimos regresar a nuestro territorio, luego de experiencias internacionales. Invertimos para revolucionarlo y hacerlo crecer con nosotros”, dijo.
“Sabemos muy bien dónde estamos y qué es lo que estamos haciendo. Agradecemos a la Sra. XXX —no recuerdo su nombre— por hacernos llegar hacia donde todavía no hemos arribado”, concluyó su estoico argumento, que desató muchas más reacciones que el comentario inicial de la ocurrente escritora de viajes.