Todos lo apoyaron luego de esta jugada. El exjugador del Liverpool, Jamie Carragher participó en más de 700 partidos con los "reds" como su segundo capitán luego de Steven Gerrad. Se retiró luego de 16 años junto al equipo durante la temporada 2012 y 2013. Sin embargo, es también conocido por una acción que dio mucho que hablar en el 2010 cuando metió un autogol en un partido contra el Everton.
Para celebrar las 16 temporadas de trayectoria dentro del club, el Liverpool organizó un encuentro amistoso en honor a este jugador contra su eterno rival, el Everton. Ambas escuadras se enfrentaros con el resultado de 4-1 a favor de los azules.
Durante el enfrentamiento, el equipo de Carragher realizó una mala jugada que terminó en penal para el equipo contrario. Fue aquí donde Carragher, corriendo a toda velocidad, aprovechó un descuido del jugador que iba a patear y anotó un tanto para el Everton. Esta acción levantó vítores de soporte para el jugador.
La verdad, nunca fue gran fan de su propio equipo...
Jamie Carragher ha sido un ferviente devoto del Everton Football Club desde pequeño, vistiéndose del color de su equipo favorito y soñando con algún día poder participar de su convocatoria. Sin embargo, fue el Liverpool quien le dio la oportunidad en su selección de menores donde él participó.
Luego de 16 largas temporadas, el club organizó un encuentro de ambos equipos en un partido amistoso que prácticamente llenó el estadio. Es en este contexto que se pueden entender las acciones de Carragher cuando decidió hacer esta extraña acción.
Según el jugador, él siempre soñó con enfrentar al Liverpool, su club, como parte de la convocatoria del Everton, aunque nunca pudo concretar un acuerdo con la organización para su traslado. A modo de protesta, él utilizó un momento de distracción de su rival para patear el balón y cumplir su sueño.
¿Habrías hecho lo mismo? ¿Crees que fue correcto la acción del futbolista o tuvo que dejar que el jugador contrario pateara el penal? Es posible que el futbolista haya decidido hacer esto por ser un amistoso y darse el lujo de meterse un autogol de penal para sentirse parte del equipo que siempre admiró.
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