Seguimos en carrera, pero…, la columna deFranco Lostaunau

“Con el nuevo sistema no tuvimos mayor posesión ni fuimos más agresivos para marcar. De hecho, presionar fue una tarea imposible. Fue un partido más accidentado que bien jugado”.

Todos sabemos que Venezuela ya no es el equipo débil de antes. Todos conocemos su crecimiento y la calidad de sus futbolistas. Todos. Pero, ¿era necesario respetarlo tanto? A los rivales se le tiene que respetar en la medida justa que no altere tus principales fortalezas.

En los últimos tiempos el ataque de Perú dependió de los tres volantes ofensivos. Normalmente Flores, Cueva y Carrillo se movían en zonas de ataque para recibir la pelota desmarcados y a partir de ahí generaban ocasiones de gol. Cualquiera de los tres también se encargaba de acompañar al delantero tanto en la finalización de ataque como a la hora de presionar. Por su parte Yotun, que se siente más cómodo en el campo mientras más toque la pelota, era el encargado del primer pase en salida. Todo esto, acompañado de una defensa sólida, le sirvió a Perú para clasificar al Mundial y volvernos competitivos ante cualquiera.

Ayer frente a Venezuela, Ricardo Gareca decidió cambiar el sistema de siempre (4-2-3-1) para probar una formación casi inédita (4-3-2-1). Acompañó a Tapia con Yotun y Gonzales y sacrificó a un volante en la segunda línea. Con esa variante ganó una alternativa más a la hora de defender y también en la salida, pero a la vez perdió un hombre más cerca de Paolo Guerrero. Además, estacionó a nuestros volantes por fuera y le quitó protagonismo a Yotun.

Con el nuevo sistema no tuvimos mayor posesión ni fuimos más agresivos para marcar. De hecho, presionar fue una tarea imposible. Los que más pases dieron en el compromiso terminaron siendo los defensores centrales venezolanos, con 104 entre ambos. Finalmente, resultó ser un partido más accidentado que bien jugado. Venezuela no fue más, pero Perú tampoco lo fue. El triunfo estuvo para cualquiera.

Lo cierto es que Gareca se la jugó por una variante que no hizo que su equipo mejore. La única individualidad que se potenció fue la de Advincula, después todos sin destacar. Ante un rival como Venezuela, Guerrero y Farfán corrieron más para marcar que para atacar. Perdimos las viejas sociedades y nuestro delantero estuvo muy solo arriba. Sin embargo, humildemente considero que está bien buscar alternativas de juego para evitar la previsibilidad, pero siempre y cuando no se abandone lo que ya está comprobado que funciona. Dentro del sistema de siempre se pueden encontrar distintas variantes.

Ahora ante Bolivia la selección está obligada a ganar para tentar una clasificación a la siguiente ronda. Esperemos que, en esta oportunidad, pensemos en cómo mejorar nuestras fortalezas y no tanto en el rival, y que con eso encontremos el camino para merecer el triunfo. Equipo y talento individual tenemos de sobra para lograrlo.





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