“Griselda” es una de las series más populares en lo que va del 2024, colocándose en la lista de las producciones más vistas de Netflix gracias a su intensa historia, la cual recrea el camino de Griselda Blanco, la narcotraficante colombiana que sumió en el caos a la ciudad de Miami.
La historia, protagonizada por Sofía Vergara, ha sido criticada por un sector de los usuarios, que la acusan de tomarse varias licencia narrativas para construir al personaje. Sin embargo, la producción consiguió recrear la lujosa mansión que adquirió la colombiana con el dinero de la venta de cocaína, lo cual ha despertado la duda sobre la veracidad del enorme complejo.
Del mismo modo, otro elemento que fue retratado con gran detalle fue la propiedad que adquirió Griselda en el área de Miami Beach, una de las más lujosas de todo el estado de Florida y que era la mayor representación del poder que llegó a acumular.
Y es que el negocio ilegal que dirigía “La madrina de la cocaína” era multimillonario y alcanzaba, desde sus contactos en Colombia, agentes portuarios que permitían la movilización de la droga, hasta los vendedores en Miami Beach que acercaban el producto al público. Con todo ese dinero, una inmensa propiedad solo era cuestión de tiempo.
No obstante, esta propiedad ya no existe. De acuerdo con diversos medios especializados que han seguido los pasos de narcotraficante y la han comparado con la serie de Netflix, la propiedad fue adquirida y posteriormente demolida.
La casa fue incautada por las autoridades en 2014 y fue rematada por 9.65 millones de dólares aproximadamente, un precio inferior a su cotización real y que pagó Christian de Berdouare, fundador de Chicken Kitchen. A los pocos años, la mansión fue completamente demolida y luego vendida únicamente como terreno.
“Esta residencia, ubicada en el corazón del condado de Miami-Dade, se convirtió en un símbolo de excesos, conocida por sus infames orgías y una estatua de bronce de la misma Griselda, que representaba un amuleto de buena suerte para sus leales seguidores”, indica La Nación.
La elección del lugar no fue al azar, pues se encontraba en una zona costera de lujo entre el Océano Atlántico y la Bahía Biscayne, lo suficientemente cerca de las operaciones ilegales pero alejada de la violencia que esta conlleva.
Finalmente, el terreno vacío, sin propiedades ni construcciones, fue vendida en 2020 por casi 11 millones de dólares.
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