Android lidera el mercado de los smartphones a nivel mundial. Muchísimos celulares cuentan con su servicio, por lo que es fácil desprenderse de uno para tener otro a un precio cómodo. Pero cuando el teléfono se daña, ¿qué tan saludable para el medio ambiente es comprar uno nuevo? ¿No es mejor repararlo?
Una investigación de la Universidad McMaster revela que un smartphone nuevo consume tanta energía como usar el teléfono que ya tienes durante diez años. Para esto el estudio analizó el impacto del carbono de toda la industria de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) desde 2010 hasta 2020.
La vida útil de un teléfono es de dos años cuando la batería deja de funcionar como antes. Este tiempo de uso tan corto es costoso a nivel macro si tenemos en cuenta todos los lanzamientos anuales de la industria. Se llegó a la conclusión de que la extracción de materiales para la fabricación de estos gadgets supone el 85 y 95% de las emisiones totales de CO2 del dispositivo durante los dos años de vida. Ahora a esta situación súmale que solo el 1% de los smartphones en el mercado se reciclan.
Otro dato preocupante es que los modelos con pantallas cada vez más grandes generan mayor contaminación. Para que tengas una idea, el iPhone 6S generó un 57% más de CO2 que el 4S.
El panorama resulta inestable. Lo curioso es que cada vez se trata de fabricar productos ecoamigables con menor huella de carbono, ¿pero qué objetivo tiene si es que la producción es masiva? Quizá ahora pienses dos veces antes de comprar un teléfono nuevo.