
El running en Perú atraviesa una evolución que va más allá del rendimiento deportivo. En los últimos años, correr ha dejado de ser una práctica enfocada únicamente en marcas personales y competencia para convertirse en una experiencia urbana que combina bienestar, comunidad y entretenimiento. Es decir, el running se consolida como un estilo de vida transversal para personas entre los 24 y 60 años.
De acuerdo con Peru Runners, la base de corredores recreativos y competitivos en el país prácticamente se ha duplicado en los últimos cinco años, superando los 80 mil participantes anuales en distintos eventos. Este crecimiento no solo responde a una mayor conciencia sobre la actividad física; también evidencia un cambio en las motivaciones de quienes salen a correr, donde la práctica en grupo pesa más que el cronómetro.
Más allá del cronómetro
“El runner actual busca algo más que mejorar sus tiempos. Busca conectar, vivir la ciudad y sentirse parte de una comunidad”, señala Abel Junior Uribe, jefe de ventas de Olympikus. “Ese cambio se refleja en el surgimiento de carreras experienciales, como Glow Inspiration Race, que integran música, intervenciones visuales y una atmósfera distinta, alineada con el lifestyle urbano”.
Este giro en la forma de entender el running también se refleja en la manera en que las marcas se vinculan con esta disciplina. Según datos de INYOGO, la inversión en patrocinios deportivos vinculados al running creció cerca de 50% en el último año, con una apuesta cada vez más clara por propuestas que priorizan la vivencia del corredor y el componente cultural, más allá del formato tradicional de competencia.
Running urbano en todo el país
En todo el Perú, el running se ha consolidado como un fenómeno que trasciende la competencia: parques, avenidas y espacios públicos se han convertido en puntos de encuentro para comunidades que buscan en la actividad física una forma de expresión, bienestar y socialización. Iniciativas como Glow Inspiration Race, que convocó a mas de dos mil participantes, reflejan esta evolución, al ofrecer formatos que combinan deporte, música y cultura urbana, acercando la experiencia del running a distintas ciudades del país.
El crecimiento sostenido del running en el país, sumado a la diversificación de formatos y propuestas, sugiere que esta disciplina ha superado la etapa de tendencia pasajera. Todo apunta a una industria en consolidación, donde el running deja de ser solo un deporte para convertirse en un movimiento cultural que redefine la relación de los peruanos con la ciudad y con su propio bienestar.







