Full Gear, el quinto evento de la AEW, tuvo una pelea estelar brutal, en la que hubo de todo, incluso sangre. Los protagonistas fueron Jon Moxley y Kenny Omega, quienes se enfrascaron en una lucha sin descalificación que, sin duda, fue del agrado de todo el público presente. No estaban peleando por un título, era un combate por el honor, por ser el mejor, que finalmente terminó ganando la exsuperestrella de la WWE.
Desde el inicio del combate la acción en el Royal Farms Arena de Baltimore, en Maryland, estuvo presente. Pelearon dentro del cuadrilátero y luego fuera. Minutos después, sacaron -y usaron- los peligrosos objetos: un bate con púas, un bote de basura de aluminio o una escoba con alambres de metal. Recién era el comienzo de esta salvaje lucha.
La contienda, como era de esperarse, se volvió sangrienta. Pero el público quería más. Uno de los momentos más impactantes fue cuando Moxley lanzó a Omega en una tabla llena de ratoneras o cuando ambos se lanzaron en restos de vidrios rotos desperdigados en medio del ring. Ya era un enfrentamiento extremo; sin embargo, los dos involucrados todavía tenían más que mostrar.
Estando fuera del ring, Omega usó un desarmador para atacar a Moxley. La gente gritaba: “Esto es asombroso”. Después, volvieron al ring. Allí, el expeleador de la WWE le quitó la protección al escenario, para luego aplicarle un ‘Death Rider’ a Kenny Omega sobre la madera. Cuenta de tres y eso fue todo. Jon Moxley había ganado una lucha sanguinaria.
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