Han pasado 20 años, pero aún se habla de ello. El 28 de junio de 1997, Mike Tyson echó por la borda su carrera al propinarle un mordisco al campeón Evander Holyfield, en lo que era su revancha por el título mundial de la Asociación Mundial de Boxeo.
El polémico momento ocurrió en el tercer asalto, el cual era completamente dominado por Holyfield, quien venía de ser sancionado por dar cabezazos y lastimar a su rival en la ceja. La respuesta de Iron Mike fue morderlo y fue multado con un punto, pero en el siguiente se lanzó nuevamente hacia él.
Tyson, aprovechando un momento de cercanía, y ante la mirada del réferi, fue hacia la otra oreja de Holyfield. Este no paró de quejarse del dolor y su esquina no paraba de chorrearle agua para limpiarlo. El árbitro no tuvo de otra que descalificarlo.
Años después, el excampeón mundial reveló qué pasó por su mente en ese momento. "Fueron las drogas. Sólo pensaba en las drogas. Yo creía que era Dios, me sentía como tal. Pero lo hecho, hecho está. Yo no pensaba en el boxeo cuando lo mordí. No me preocupaba el boxeo. Está mal lo que le hice, muy mal. Me volví un loco", aseguró.
Tuvo que pagar tres millones dólares de multa. Esto fue el primer paso para una disculpa pues tras algunos años, los boxeadores se amistaron y ahora mantienen una buena relación.