La escudería Haas no pudo librarse de llamar la atención en el último Gran Premio de Países Bajos de la Fórmula 1 2021, y no precisamente por haber puntuado –algo que no han hecho en toda la temporada–: Nikita Mazepin, manteniendo esa tónica que lo ha manchado de polémica desde que debutó en Australia, se enfrascó en una fuerte disputa en las rondas de clasificación con su compañero de equipo, el alemán Mick Schumacher.
Si desde la obtención de su Superlicencia el ruso de 22 años ya había generado dudas por sus cuestionables capacidades para estar en el ‘Gran Circo’, los trece Grandes Premios de la presente campaña –de los cuales solo terminó diez– no han hecho más que confirmar que está montado en un monoplaza gracias a los fajos de dinero que tiene debajo del asiento.
Al ritmo del dinero
No hace falta ser un adivino para suponer que cuando niño, Nikita Dmitryevich Mazepin (Moscú, Rusia, 2 de marzo de 1999) le dijo a su padre Dmitry, con los ojos llorosos como buen engreído, que de grande quería ser un astronauta. Por más que el magnate ruso le dijo “sí, cariño”, ni con todo el dinero del mundo hubiera podido conseguirle un lugar en la NASA.
Para compensarlo, engrió al menor de los Mazepin subiéndolo a todos los circuitos de karting posibles. A diferencia de lo que ha ocurrido con otros corredores, lo que devino después del contacto de Nikita con un kart, no fue amor a primera vista, sino terror a primera vista. Presagio o no, desde ese instante sus dotes para la velocidad solo se justificaban por el poder adquisitivo de su progenitor.
Esa predisposición de Dmitry, que según Forbes está dentro de las 100 personas más ricas de Rusia, se mantuvo años más tarde cuando Nikita Mazepin ansió a toda costa ser parte de la Fórmula 1. Para su padre no le fue tan complicado como subirlo a una nave espacial, pero sí que le costó. Force India y Williams sintieron los primeros coqueteos del billonario moscovita, sin caer tan fácil. Caso distinto fue con Haas, quienes no pudieron resistirse ante la posibilidad de resolver los inconvenientes económicos que habían estado padeciendo desde hacía varios años.
Los resultados de Nikita Mazepin en las categorías previas a la Fórmula 1 dejaban mucho que desear, pues ni siquiera cumplía con la expectativa estándar de un novato que aspira a ser parte del máximo circuito automovilístico. Al contrario, en lugar de arrastrar precedentes positivos para ser observado con buenos ojos, su libreta de principiante estaba llena de rojos.
Cuando recién estaba dejando de ser un púber y su cabellera dorada se confundía con su terso rostro, Nikita Mazepin participó en la Fórmula 3 Europea de 2016. Con su padre observándolo desde las gradas, la actitud belicosa del joven ruso lo llevó a agredir a su rival de turno, Callum Ilott, quien terminó con un ojo morado y algunos cortes en la cara. La prohibición que recibió por parte en la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), de tan solo una carrera, fue una caricia a un competidor que desde mucho antes de ingresar a la Fórmula 1 ya tenía esa actitud polémica como estandarte.
Por si fuera poco, en 2019, ya corriendo en la Fórmula 2, acumuló tantas penalizaciones que casi no participa del cierre de la temporada, lo que a la larga le hubiera costado puntuar lo suficiente para conseguir la Superlicencia.
A quien lo quiere celeste, que lo pague Mazepin
Su debut en el Gran Premio de Australia 2021 no generó mayor resonancia, a diferencia de Mick Schumacher quien, pese a llegar con el rótulo de ser el hijo del heptacampeón Michael Schumacher, había campeonado en la Fórmula 2 2020 y culminado satisfactoriamente su paso por la Academia de Pilotos de Ferrari.
No obstante, no contento con ser el centro de la atención por su dudoso estreno en las ligas mayores, Nikita Mazepin se encargó de despejar las dudas: era realmente malo. Después de un inicio insospechado, tuvo que retirarse a los 25 segundos por haber girado en trompo tras una pésima maniobra.
Su desempeño en los posteriores Grandes Premios ha sido tan pobre, que detallarlos sería como repetir un resultado que prácticamente no ha variado desde el Circuito de Albert Park Source: no ha sumado un solo punto y su mejor ubicación fue la décimo quinta casilla en Azerbaiyán 2021. Sus competidores, conscientes de su inexperiencia y lo que eso puede significar para sus vidas, se cuidan el doble cada vez que lo tienen cerca en la pista. “¿Si me da miedo Nikita? Sí, sí. Cuando cruzamos nuestros caminos, presto un 200 por ciento más de atención con él que con el resto de pilotos”, comentó el francés Esteban Ocon, piloto de la escudería Alpine.
La relación con Mick Schumacher no tiene pinta de que vaya a solucionarse, y lo más probable es que, como reza la frase, “donde mata billetera no mata galán”. Aunque el alemán tampoco tendría problemas en cambiar de aires después de debutar en esta temporada de la Fórmula 1. Es más, con el arribo del finlandés Valtteri Bottas a Alfa Romeo, los rumores de que iría a secundarlo han tomado fuerza.
Nikita Mazepin, por su parte, tiene clarísimo que regularse no está dentro de sus planes. Polémico, homofóbico y racista en las redes sociales, seguirá siendo ese chico rebelde que no sabe cómo está compitiendo al lado de los más grandes. Él, al igual que cuando le pidió ser astronauta a su padre, cree que estar en una pista es parte de un su divertimento semanal. Total, mientras las cuentas de Haas estén en verde, el consentido de Dmitry seguirá creyendo que está en el espacio exterior montando en un monoplaza.
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