Andrés Iniesta confirmó lo difícil que es para un niño convertirse en un futbolista profesional. El español publicó un avance sobre su autobiografía, 'La jugada de mi vida', que será presentado el próximo lunes , donde confesó que el momento más complicado en su vida lo vivió en las divisiones inferiores del Barcelona.
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Ser el mejor futbolista de mundo, ganar millones de dólares en salarios y contratos publicitarios y ser el protagonista de las portadas de los medios de comunicación a nivel internacional es lo que sueñan muchos niños y sus padres. Niños futbolistas que son vistos y tratados como el motor que ayudará a mejorar y asegurar el futuro económico familiar por las próximas generaciones. Por eso, para lograrlo, se deben hacer muchos sacrificios y así lo ha demostrado el 'Cerebro'.
"El peor día de mi vida lo he pasado en La Masía. Así lo sentí entonces, así lo siento ahora, con tanta intensidad como si no hubiera pasado el tiempo", confesó Andrés Iniesta. "Tuve una sensación de abandono, de pérdida, como si me hubiesen arrancado algo de dentro, en lo más profundo de mí. Fue un momento durísimo", agregó.
En el avance publicado, el español reconoce lo difícil que fue dejar a su familia para unirse a los 'Azulgrana'. Vivir solo con otros niños, su padre en un departamento y lejos de su mamá y hermanos. Cuando tenía tan solo 12 años, el mediocampista le pidió a sus padres que lo dejen partir hacia Barcelona, una ciudad que queda a 450 km de Fuentealbilla. Su padre, José Antonio,tras pensarlo un buen tiempo decidió acompañarlo, "Si se va y no triunfa, lo habré perdido seis o siete años. Si se va y triunfa, también lo habré perdido seis o siete años. O sea, yo siempre pierdo".
Iniesta representa la excepción a la regla, pues si bien ha ganado más de 30 títulos, entre ellos, cuatro Champions League con el Barcelona y un Mundial y dos Eurocopas con España, de acuerdo a Save The Children, "Niños futbolistas: Niños en competición", uno de cada 50.000 niños son los que triunfan en el fútbol. La mayoría de niños se convierten en víctimas de tráfico de menores y son engañados por falsos representantes. Otros, son abandonados por clubes y representantes al no cumplir las expectativas.
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