La conversión de Arturo Vidal: de resistido a portar el ADN del Barcelona

Arturo Vidal llegó al Barcelona esta temporada y, aunque le costó adaptarse, terminó siendo una de las figuras para conquistar la Liga Santander.

llegó a como un fichaje sorpresa. Nadie esperaba al chileno en el Camp Nou, pero de su talento tampoco podían dudar: aunque su juego no compartía las características del equipo azulgrana, sus dotes de peleador eran envidiables. Y bajo las órdenes de , el 'Rey' tenía un objetivo claro: ganarlo todo. Aunque no se pudo (los eliminaron de la Champions), demostró que es un jugador para equipo grande. 

Los primeros meses fueron duros para el futbolista chileno. Todo hacía indicar que su mejor época había acabado. Y es que en la primera parte de la temporada (hasta fines de noviembre) solo jugó como titular cinco partidos contando todas las competiciones (Liga, Champions, Copa del Rey y hasta Supercopa de España). 

Incluso, no faltaron declaraciones ácidas y directas, como las que suele dar. "No puedo estar feliz si no juego. Yo soy un jugador que siempre ha luchado y que ha estado en los mejores equipos del mundo", dijo el chileno. En aquel momento, Valverde tampoco se quedó mudo. "Aquí tenemos la idea de solucionar los problemas dentro del vestuario", tiró, con lo que la prensa española hizo de Arturo Vidal, por unos días, su 'comidilla'.

Pero poco antes del último mes del año, todo cambió. En un partido frente al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano, Arturo Vidal pareció convencer al 'Txingurri' (apodo del técnico culé). Empataron con las justas (1-1 con gol de Dembele a los 90'), pero, fiel a su estilo, el ex Bayern le dio consistencia al mediocampo, justo lo que quería su entrenador. 

Desde aquel 24 de noviembre, en Madrid, el chileno empezó a ser uno de los 'fijos' en el once 'azulgrana'. Porque de los siguientes 21 partidos (hasta la fecha 37) de la Liga Santander, Arturo fue titular en 17 de ellos. Quizás la regularidad del Barça en el torneo doméstico sea, en buena parte, gracias a la competitividad de un fichaje que parecía no cuadrar en el ADN de 'La Masía'. 

Eso sí, mientras en el campeonato local ya se había ganado un puesto, en la lucha por la 'Orejona' parecía quedar detrás de Arthur, el brasileño con el que peleaba el puesto para acompañar a Busquets y Rakitic. En la competencia continental, ¿Valverde prefería el cuidar balón antes que la consistencia y el recorrido? 

La barcelonización de Vidal

Como he venido diciendo, la importancia de Arturo Vidal en el cuadro 'culé' se confirmó a través de la regularidad que mostró en La Liga en los últimos seis meses. Fue ahí donde se convirtió en el tercer volante con más minutos para el técnico, con 1 838. Detrás, precisamente, de Busquets (2 655') y Rakitic (2 553'), con quienes acabó formando un triángulo indiscutible en la volante 'azulgrana'. 

Además del tiempo en cancha, el chileno -con sus características de box to box, como llaman en Inglaterra, que se traduciría como área a área- se convirtió en el volante más goleador este año: hizo  tres tantos, al igual que su compañero croata. Pero, más allá de eso, ¿dónde se comprobó la 'barcenolización' de Arturo Vidal?

No tengo ninguna duda de que fue en Anfield. Aunque no alcanzó y será un encuentro que todo hincha del Barça quisiera olvidar, fue en Liverpool donde se pudo comprobar lo que venía deslizando en los partidos anteriores (incluyendo la ida ante los 'reds', en la que fue titular y quedó claro que en Champions también se asentó): la mezcla exacta entre su clásico juego de potencia y un sorpresivo ADN blaugrana: pases cortos y largos, movilidad, diagonales, etc.

Valverde lo había comprobado en todos los encuentros en los que lo había utilizado: el Barça necesitaba de Arturo y Arturo necesitaba del Barça. Se complementaban. Mientras que el equipo pedía a gritos a un jugador 'correlón', el mediocampista necesitaba un equipo que lo hiciera sentir importante.

Vidal fue uno de los mejores aquel día. Su desempeño hizo que la goleada no llegue antes de tiempo -los 'reds' arrollaban a los 'culés' desde el primer minuto-, pero está claro que si Lionel Messi no puede solo, ninguno podrá. Fue ahí donde, lamentándose, dieron en el clavo: los complementos no sirven si no hay un contexto que los arrope.  

Al partido siguiente, ante el Getafe en el Camp Nou -donde anotó uno de los dos tantos del partido- hubo algo que confirmó la teoría. Mientras Sergio Busquets -cara del estilo de La Masía en los últimos años- era 'pifeado', a Arturo Vidal lo ovacionaban. 

Y ahí, en la actitud, en los kilómetros recorridos corriendo de área a área, en las idas al suelo y en los duelos aéreos está esa  caracterización de los hinchas en buscar nuevos 'Vidales' y menos 'Busquets'. Porque quizás, después de Messi, el futuro en el equipo catalán se parezca más a Chile que a la propia Barcelona







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