En Madrid había un claro dominador. Bueno, no solo ahí, sino en todo Europa y el mundo. Las 13 Champions League que tiene en el palmarés así lo demuestran y los que más lo sufrían eran sus rivales de toda la vida. Uno, a bastantes kilómetros, desde Barcelona y el otro, más cerca, a una cuantas cuadras, en el Vicente Calderón. Es que la dinámica ganadora del Real Madrid no se puede borrar por ningún lado. Lo que sí es posible es hacerle la vida un tanto más difícil.
Pero desde el inicio del siglo XXI, el Atlético de Madrid no parecía ser una molestia para los galácticos de Florentino Pérez. Una crisis económica y un descenso a Segunda División en el 2000 dejaban claro que en la capital española reinaba el color blanco. Incluso, años después, los aficionados madridistas mostrarían una pancarta pidiendo mayor competitividad en el derbi de la ciudad.
Es que a pesar de las grandes figuras que pasaban por la institución rojiblanca –Diego Forlán, Sergio Agüero o Fernando Torres–, el colectivo no daba para soñar en grande. Clasificaciones a la Copa UEFA (ahora Europa League) parecían ser la gran tarea a la que agarrarse y, si se despistaban, los puestos rojos los miraban de reojo.
Por eso no fue sorpresa que para fines del 2011, cuando el ‘Cholo’ Simeone llegaba al Manzanares, el cuadro ‘colchonero’ se encontrara más cerca del descenso (le sacaba siete unidades al Sporting de Gijón) que de puestos de clasificación a la Liga de Campeones (el Levante, cuarto en ese momento, le aventajaba en ocho puntos). Felizmente para ellos, ese 27 de diciembre empezaba la transformación.
Tiempo de gloria
Bajo la premisa “quiero un equipo agresivo, fuerte, aguerrido, contragolpeador y veloz. Eso que nos enamoró siempre a los atléticos. Vamos en busca de lo que fue nuestra historia”, Diego Pablo Simeone empezaba a convencer a sus jugadores que lo que estaba por llegar iba a ser único para la historia del equipo que había estado siempre en la sombra del Real Madrid.
Dicho esto, los éxitos empezaron a llegar gracias al talento y trabajo. Los Radamel Falcao, Diego Ribas, Diego Costa y compañía ya no eran un oasis en el desierto atlético, sino parte del argumento futbolístico que empezaba a pregonar uno de los mejores entrenadores en la historia del equipo rojiblanco. De esa manera, un título de Copa del Rey en el Santiago Bernabéu frente al Real Madrid, una Europa League ante el Athletic de Bilbao de Bielsa y, más adelante, una Liga ganada en el Camp Nou convertían en glorioso a un equipo que, poco a poco, se olvidaba de la mediocridad.
Todo ello bajo un discurso claro de trabajar desde la inferioridad, pero teniendo una columna vertebral que se solidificaba con el tiempo. Con jugadores que ya no querían irse de la institución, sino llegar y con un imán de grandeza que empezaba a consolidar al 'Atleti' como uno de los grandes equipos europeos. Al talento de casa que protagonizaba Gabi –y que iba enseñando a los Koke o Saúl que venían– se sumaba el aporte internacional de futbolistas que sentían estar dando el salto llegando a la casa del ‘Cholo’, como Antoine Griezmann, Thomas Lemar y hasta José María Giménez.
Pero más allá de nombres, lo que hacía ‘invencible’ al equipo de Diego Godín y compañía era la consolidación de un grupo humano. La columna vertebral se mantenía casi siempre, con alguno que otro cambio de temporada a temporada. Courtois primero, Oblak después en el arco. Godín como caudillo en la defensa. Gabi (Rodri) y Koke en la medular y, para finalizar, Diego Costa y el ‘Principito’, principal figura del proyecto.
Los fichajes que sumaban en cada verano pretendían generar competencia interna en el grupo, pero no arrebatar importancia a alguna pieza del equipo titular. Entre esos actores de reparto encontramos a Thomas Partey, el propio Lemar, Jackson Martínez y alguno que otro más que no le generaba mayor dolor de cabeza al estratega argentino.
Sin embargo, finalizada la 2018/19 hubo un maremoto que sacudió todo en la Ciudad Deportiva del cuadro ‘rojiblanco’. El jugador franquicia, Griezmann, decidía salir del equipo y a él se sumaba una perla de la cantera que parecía haberse consolidado como reemplazo natural de Gabi ¿Su nombre? Rodrigo Hernández. Para colmo de males, Diego Godín, el central y capitán uruguayo acababa un ciclo en España y salía rumbo a la Serie A. Esa columna vertebral que había sostenido al equipo tantos años se derrumbaba y era momento de reestructurar.
Empezar de cero
Con 311 millones de euros de ingresos para la temporada que viene, el equipo de Simeone no ha perdido el tiempo. Joao Felix, Marcos Llorente, Kieran Trippier, Mario Hermoso, Felipe, Renan Lodi y Héctor Herrera se han sumado para consolidar la nueva base atlética, dejando al aire una incógnita que se responderá con el paso de los partidos ¿Más allá del talento, podrá convencer el ‘Cholo’ a estos jugadores de estar a la altura del Real Madrid y Barcelona?
Ya sin tiempo de adaptación para las nuevas incorporaciones, Diego Pablo deberá meterles el chip del titularato desde el primer día de competición oficial. Sus mejores jugadores en las últimas temporadas han dejado el barco y es momento de reformular ciertas cosas para mantenerse en la élite del fútbol europeo y mundial.
En su octava temporada completa al mando del equipo, el técnico argentino tendrá una tarea titánica. La materia prima la va a tener al alcance de la mano –ya empezó a trabajar con ellos en la pretemporada– pero a veces la consolidación de un nuevo equipo toma tiempo y, aunque el escudo que defiende siga siendo el mismo, los jugadores que lo respaldan hacen pensar que está dirigiendo a otro club.
Si en Giménez mantiene el liderazgo que dejó Godín; en Llorente la seguridad que inició Gabi y siguió Rodri; en Héctor Herrera la capacidad de recorrido en el mediocampo y en Joao Felix –nombre clave– el estrellato que dejó Antoine decidiendo por el FC Barcelona, no habrá duda de que el 'Atleti' seguirá siendo un hueso durísimo de roer. Pero de no congeniar correctamente las piezas, la 2019/20 podrá ser el inicio del final de una época gloriosa que empezó en el Vicente Calderón y puede terminar en el Wanda Metropolitano de la mano de Simeone.
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