¿El Real Madrid de Zinedine Zidane o el Barcelona de Pep Guardiola? El debate estaba puesto sobre la mesa cuando el entrenador francés dimitió a su cargo tras ganar su tercera Champions League como entrenador principal –cuarta si contamos en la cual fue asistente de Ancelotti–. Había acabado un ciclo en el Santiago Bernabéu con dos personajes que quedarán en los libros de historia, pues a ‘Zizou’ se sumaba Cristiano Ronaldo anunciando su partida a la Juventus.
Menos de una temporada después, la ‘Casa Blanca’ se volteó totalmente. Los malos resultados con Julen Lopetegui primero y Santiago Solari después obligaron a Florentino Pérez a coger el teléfono para renovar el proyecto de la mano del entrenador que tantas alegrías le había dado al pueblo madridista. Aunque costase al principio, Zidane terminó aceptando el cargo para terminar la temporada con la condición de que la directiva accediese a ciertos aspectos para la 2019/20. El objetivo sería ganar la liga española.
Finalizada una 2018/19 para el olvido, el francés pedía a sus refuerzos. Eden Hazard, Luka Jovic y Ferland Mendy eran los indicados para iniciar la renovación a falta del último capricho para ‘ZZ’: Paul Pogba. Es que el entrenador ‘blanco’ lo quiere para reforzar la medular, después del bajón futbolístico que han sufrido dos de sus pilares en los tres títulos europeos que consiguió: Luka Modric y Toni Kroos.
Es que precisamente en esa pareja del medio se describe la nueva tarea del técnico francés. La labor administrativa parece pasar a una más arquitectónica, donde el crear esté por encima del gestar. Es que la ausencia de Cristiano Ronaldo condiciona todo, pues el plan tiene que cambiar casi en su totalidad: ya no basta con los centros al área, pues Benzema no la domina tanto como el portugués y el tiempo le está pasando factura al entrenador en su función de moldear un nuevo plan.
Sin solidez en el medio
Hasta la fecha, y con la ausencia de Casemiro debido a su participación en la Copa América, el Real Madrid versión 2018/19 se ha moldeado entre un 4-2-3-1 (4-4-2) y un 4-3-3 (cuando se le dio la oportunidad al uruguayo Federico Valverde), donde el dúo Kroos-Modric no le ha dado a Zidane los resultados que hubiese querido.
El cuadro madridista ha intentado tener el protagonismo en los partidos que ha disputado, pero sin defender del todo bien. La espalda de la primera línea de volantes ha sido un paseo, tanto para Joao Felix como para Robert Lewandowski y, al final, son Thibaut Courtois y Keylor Navas, quienes más han sufrido las consecuencias.
Porque sin el brasileño de mediocentro, el Real Madrid parece partirse a la mitad. Los laterales no cierran a tiempo y los pasillos exteriores, al mismo tiempo, se vuelven una carretera sin límite de velocidad para los rivales. Y así es como el Atlético de Madrid le pudo anotar siete, el Fenerbahce tres, el Bayern otros tres y el Arsenal dos más a la cuenta.
Es indudable señalar que los niveles individuales no ayudan a que la gestión mejore un poco. Sergio Ramos no está del todo fino en las anticipaciones y su acompañante –sea Varane o Nacho– no lo complementa de la mejor manera con errores de concepto que los dejan constantemente mal parados y en inferioridad posicional con respecto al rival.
Un reto importante
Por eso, y yendo de acuerdo a lo que dijo a fines de la temporada pasada (“el objetivo tiene que ser la liga española”), Zidane tendrá un reto mayúsculo con la temporada a muy poco de empezar. Más allá de que llegue o no Paul Pogba, el cuadro blanco deberá ajustar el mediocampo –Casemiro le dará mayor seguridad en las transiciones defensivas– para que de tres cuartos en adelante haya mayor libertad.
Con muchos nombres de buen entendimiento fuera del área (Hazard, Vinicius, Benzema, Kubo y demás), la gran tarea pasará por poner de cara al gol a los hombres que puedan marcar diferencias en el uno contra uno. Así, los movimientos de Jovic al espacio y los desbordes del belga recién llegado pueden marcar la diferencia, sin dejar de lado que no siempre las individualidades ganan partidos y que, a veces, el ataque posicional tiene que ser bueno.
Así, en un trabajo donde tendrá que meter más mano que palabra, Zizou demostrará su capacidad táctica en una temporada donde el equipo de la capital española deberá mostrar una amplia mejoría en cuanto al juego si quiere volver a meter miedo en Europa y dejar de lado el dominio azulgrana en la liga española, donde Lionel Messi parece no tener rival.
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