Piqué tuvo que dejar el campo de juego a los 62 minutos del partido ante Atlético de Madrid. (Foto: ESPN)
Piqué tuvo que dejar el campo de juego a los 62 minutos del partido ante Atlético de Madrid. (Foto: ESPN)

Los jugadores del salieron al Wanda dando ánimos a Ansu, lesionado del menisco y que estará unos 4 meses de baja. La noticia era mala, pero nada hacía pensar que las cosas todavía podían ir a peor.

Ya lo avisé en mi columna del partido contra la Juventus por Champions. Dije que la planificación deportiva de esta plantilla era nefasta, sobretodo defensivamente, que el Barça no puede ir por la vida sin centrales, que si Piqué se resfriaba, tendríamos un problema gordo.

Pues la realidad siempre supera la ficción y Piqué no se ha resfriado, Piqué se ha roto la rodilla como Ansu. Y eso no se cura con una aspirina. Sin el central catalán, el Barça se queda en cuadro, sin defensas en el eje de la defensa.

Y si la temporada ya pintaba mal, por venir de donde se venía y por el cambio de proyecto que se suponía que iba a construir Koeman, ahora ya pinta fatal. El Barça es un equipo pobre, y no solo económicamente, también en juego, y con la lesión de Piqué –y repito, sin defensas disponibles– pierde toda competitividad y se despide de la Liga y de cualquier posibilidad de título esta temporada. Y eso, un equipo de la dimensión del Barça, no se lo puede permitir a las primeras de cambio. Bartomeu se ha ido, pero su herencia será una losa que se una arrastrará durante mucho tiempo.

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