Parece salido de otro mundo, como si unos extraterrestres lo hubiesen dejado en este planeta para recién (nosotros) preguntarnos si en verdad es un ser humano. No es porque sea un goleador magnífico con 1.94 metros estatura (de esos ya hemos visto muchos) es porque es un ‘asesino en serie’ con características propias de un media- punta o un extremo. Haaland es Cristiano en el cuerpo de Zlatan o, poniéndonos más criollos, es Farfán en el cuerpo de Cuto. Es un delantero, que honestamente, no hemos visto en los últimos años en la élite mundial.
En el campo, Haaland no espera la pelota a diferencia de varios de sus antecesores en el puesto, sino que crea sus espacios y se desmarca con una zancada que parece propia de un pura sangre en un hipódromo. Contra el PSG, el noruego corrió 60 metros en 6.64 segundos, tan solo quedándose a 0.30 segundos del récord del mundo en esa misma distancia. En otras palabras, este chico de 19 años podría estar corriendo al lado de Usain Bolt en una carrera de 100 metros y no quedar en ridículo frente al jamaiquino. Pero la velocidad, sinceramente, no lo es todo.
Para los que hemos visto sus partidos por la TV, y no tenemos la dicha de mirarlo en el Signal Iduna Park, Haaland es nueve de época que sobrepasa a sus rivales a través de la asociación de pases con sus compañeros, la distracción y una exquisita lectura de juego. Él aparece solo en el área, da el puntillazo final o de paso – también – se luce con un remate de fuera para recalcarnos que la precisión es otra de sus cualidades como futbolista.
De mantener ese ritmo y esas estadísticas, Haaland no seguirá mucho en Dortmund y batirá todos los récords de goleo. El noruego no parece de este planeta.
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