Adama Traroé llegó a Wolverhampton en la temporada 2018/19. (Getty)
Adama Traroé llegó a Wolverhampton en la temporada 2018/19. (Getty)

es uno de los jugadores de moda en la . La estrella del se caracteriza por su potencia física y habilidad con el balón a la hora de encarar rivales. Su buena temporada hace que más de un equipo lo tome en cuenta como posible fichaje para la próxima temporada. Aunque esto pudo nunca haber pasado si tomaba malas decisiones en su juventud.

En conversación con ‘Sport’, el jugador español, reveló cómo fueron sus orígenes en Barcelona. “Nací en la Maternidad, al lado del Camp Nou. He pasado casi toda mi vida en una parte de L’Hospitalet que se llama los Bloques [de la Florida], que es como un pequeño pueblo con bastante gente de fuera, inmigrantes, diferentes culturas. Mi hermano y yo empezamos a jugar a fútbol en las calles, con mis amigos, en los Bloques, un lugar donde vivían muchos gitanos”, comentó.

El fútbol ahí era distinto: “Era una pista como de fútbol sala, en medio de los Bloques, que ahora ya no está. A mi hermano y a mí nos conocían porque yo ya jugaba en el Barça, y él, en el Espanyol. Todo el barrio quería jugar contra nosotros. Había gente que venía de Santa Eulalia, de Collblanc, de todos lados. Hacíamos un pequeño torneo, nuestro equipo contra todos. Según íbamos ganando la gente decía, ‘oye, hay dos morenos muy buenos’ y se venían equipos para intentar ganarnos”.

No importaba las razas: “Era una mezcla. Mis amigos de siempre y yo jugábamos con los gitanos, con algunos marroquíes, con dominicanos, españoles, otros africanos... El que te parecía que era bueno lo ponías en tu equipo. El ambiente era bueno, cada uno traía sus bebidas. Para entrar en el partido tenías que conocer a alguien, pero una vez admitido no había ningún problema. Incluso a veces se ponía un árbitro por si había algún tipo de discusión”.

Las bandas criminales rondaban en la zona e intentaron en más de una ocasión llevarlo por el mal camino. “Sí, sí, sí. Muchas veces. A mí, a mi hermano, a un amigo dominicano, a todos. En ese momento, pertenecer a una banda era algo popular. Pero nosotros teníamos diferente mentalidad, queríamos ser futbolistas, no queríamos estar en ninguna banda, en ningún tipo de peleas. Y se veían peleas casi cada día”.

Sobre estas peleas explicó: “¡Yo he estado en ellas! Sí, sí, claro. En el colegio en el que estaba, había bandas. Y se peleaban entre ellas constantemente. Han hecho un grandísimo trabajo en L’Hospitalet, se ha tranquilizado todo mucho”. Incluso vio pistolas: “He visto, y también he visto peleas con bates, cuchillos, botellas, de todo”.

“Muchas veces, fuera de L’Hospitalet, si en tu DNI ponía que eras de L’Hospitalet, había ciertas discotecas que no te dejaban entrar. Y eso tampoco está bien porque yo soy un ejemplo de que no te define el sitio donde has nacido, sino cómo te han criado, cuál es tu mentalidad y cuáles son tus objetivos”.

Más de uno cayó en las manos de la bandas. “Muchísimos. He jugado con ellos o contra ellos en los Bloques, con una calidad increíble, pero el hecho de dejarse llevar por las drogas, por las bandas, por las relaciones, al final se perdieron. Las bandas iban por zonas. Según dónde pasabas te decían, '¿pero tú de qué banda eres, de dónde vienes, por qué estás aquí?”, añadió.

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