La llegada de José Mourinho al banquillo del Manchester United hace un año no hizo más que acelerar el declive de la estrella de Wayne Rooney en Old Trafford.
Si impacto en el juego del United, Rooney no pudo competir en el centro del campo con Paul Pogba o Ander Herrera ni con los más ofensivos Henrikh Mkhitaryan o Juan Mata. Y en ataque, imposible para él hacer sombra a la estrella sueca Zlatan Ibrahimovic o incluso competir en minutos con los jóvenes Marcus Rashford, Jesse Lingard y Anthony Martial.
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Rooney comenzó como capitán y segunda punta, pero poco a poco fue perdiendo protagonismo en el juego y el brazalete, al mismo tiempo que se fueron sumando los problemas físicos (en los isquiotibiales, la rodilla, el tobillo, etc).
Consecuencia: solo cinco goles en Premier League para el máximo goleador de la historia del United (253), la cifra más baja desde que debutó en 2002 con los 'Red Devils'.
"Ha sido un modelo de profesionalismo durante toda su carrera y va a estar en los libros de historia", valoró Mourinho este domingo. "Nunca es fácil cuando un gran futbolista juega menos de lo que querría y yo no me veía oponiéndome cuando pidió su salida al Everton".
Camino similar ha vivido en la selección inglesa, donde es el máximo anotado de la historia con 53 goles en 119 partidos, pero donde poco a poco ha sido arrinconado por el seleccionador Gareth Southgate.
Y su supuesta borrachera en el hotel de concentración el pasado mes de noviembre no hizo más que empeorar su situación. AFP.