Muy poco les importó el resultado, no era el empate lo que desencadenó la furia de los asistentes a la tribuna sur del Estadio Clemente Argentino Fernández de Oliveira, los pseudo hinchas del Club Guaraní Antonio Franco empezaron a pelearse entre sí.
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Jugando de locales, ya caían a los cuatro minutos ante el Sportivo Patria. No obstante, a los 73', Alan Almirón puso el empate y, lo que debía significar en alegría para los hinchas, se transformó en el detonante para la violencia entre ellos mismos.
Desde hace meses se sabe que una de las barras principales del Antonio Franco se encuentra dividida por un tema de liderazgo. Ya en marzo se habían observado peleas que solo cesaban cuando llegaba la policía, pero lo que aconteció el último fin de semana fue extremo.
Al inicio se observaba cómo dos bandos conversaban y uno que otro integrante incitaba a la violencia, de la nada unos empujones se transformaron en puñetes y patadas que dejaron como saldo a un barrista inconsciente, el cual fue retirado por dos compañeros.
Los tumultos recién se separaron cuando la policía ingresó disparando perdigones, en ese momento también se dejó ver que otro barrista era retirado en una camilla del estadio. No cabe duda que este tipo de actos son los que se buscan erradicar del deporte, pero para ello las políticas de seguridad deben incluir a los hinchas que confunden el amor por sus equipos con el aliento deportivo.
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