Cicinho es un jugador brasilero que en su juventud supo lo que era esforzarse para lograr sus metas. Luego de cinco años en el fútbol profesional de su país, defendiendo las camisetas de Botafogo, Sao Paulo y Atlético Mineiro, pudo migrar hacia el Real Madrid a cumplir el gran sueño de todo jugador.
Su paso por el cuadro merengue no fue el ideal. Su rendimiento cayó demasiado y no llegó a ser la estrella que todos esperaban, pero existía una historia debajo de aquella mirada carismática, un mal que aqueja a muchos en la vida futbolística, pero que nadie se atreve a confesar en su momento.
Recientemente, durante una entrevista para Espn Brasil, Cicinho confesó que su problema con el alcohol va más allá de ingerir unos tragos por diversión. "Soy un tipo que no puede tomar una o dos copas, tengo que beber hasta caerme", indicó el actual jugador del Sivasspor de Turquía.
Con 36 años a cuestas, le es difícil abandonar ese camino; la gente que lo rodea ya le ha advertido las malas consecuencias de su adicción: "Si sigues por esa vida, vas a morir, me decían. Fumaba dos paquetes de tabaco al día, ¿cómo iba correr 90 minutos?", agregó el brasilero.
Es cierto, con un problema así, el valor del profesional suele caer demasiado, pero el alcoholismo no lo ha cegado. Cicinho es consciente de la mala situación por la que pasas su selección, pero no le cabe en la cabeza la actitud de los seleccionados.
"¡Hoy en día solo preocupan los selfies, maldita sea! Como el pelo y todas esas cosas. Es estilo, está bien pero la selección brasileña necesita más actitud. Hoy en día veo jugadores que piden no jugar una Copa América, ¡eso no puede ser!", finalizó el defensor
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